La Inglaterra de Gareth Southgate y Liam Gallagher amagó con dejar atrás los fantasmas, pero Italia se guardó una memorable exhibición de Bonucci y Chiellini para emerger desde las profundidades. Ricardo López Si y Andrés Araujo conversan sobre el epílogo de la Eurocopa y los pilares sobre los que sostuvo la gesta italiana: su himno nacional, el testigo del general romano Escipión, la histeria y el sufrimiento, Più bella cosa, la tarantella y la mitología sureña.
Viernes 2 de julio, 2021
AA: Todos los bares de Múnich van a retumbar con Più bella cosa. El día de hoy, Italia ha derrotado a Bélgica en el Allianz Arena: viajará a Wembley para enfrentar a España, que, a su vez, derrotó a Suiza. Alemania vuelve a ser locación de cuento de hadas para Italia. Bélgica decepciona un poco: da la impresión de ser una selección fría. Kevin de Bruyne pareciera estar coqueteando de más con la desaparición en momentos importantes: es un lugar común que se repitió en la Final de la Champions League de este mismo año. Insigne e Immobile, maleantes del sur, llevan a hombros a la Azzurra; hago hincapié en el segundo, centrodelantero malacara capaz de subsistir y competir a partir, siempre, de la inferioridad. Por otro lado, España sigue escribiendo el mismo libro: jugó mal, partido flojito, pero resolvió en penales la eliminación de una correosa Suiza que, ante todo pronóstico y en inferioridad numérica, subsistió hasta la última instancia. Los helvéticos, desacostumbrados a la épica, no contaron con Xhaka —realmente conmovedora su arenga antes de la tanda— y no les valió el heroísmo de Sommer para continuar con vida. Ambos son actores de reparto en clubes que, cada dos años, defendiendo al país, se convierten en superhombres. Como colofón rescato la histeria italiana, desde el himno hasta el corte que realiza Spinazzola, con el glúteo, celebrado por Chiellini y Bonucci como si hubiesen ganado el torneo. Donnarumma, por cierto, ma che cosa.
RL: Quién iba a decir que los rebeldes sureños se iban a encargar de reivindicar la figura de Eros Ramazzotti. Me parece rarísimo que Giorgio Chiellini no haya opositado nunca al cargo de primer ministro, asumiendo la crisis política que arrastra Italia desde la Segunda Guerra Mundial. El tipo va sobradísimo de carisma, con esa cara de sinvergüenza y esa nariz de boxeador decadente. Yo también amago con subirme al barco italiano. Lo de España fue mucho menos emocionante: firmaron sus peores minutos del torneo, hasta la expulsión de Freuler. Me gustaría volver a Vladimir Petkovic: aunque a veces se asemeje a un bestseller de Grupo Planeta o Penguin Random House, me parece un entrenador brutal. Lo normal hubiese sido vivir el partido en campo propio, pero ocurrió todo lo contrario: más que un ejercicio de supervivencia fue una versión que dejó muchas cosas positivas en términos de agresividad en la circulación de balón. España-Italia, nada mal. Propongo Héroe, de Enrique Iglesias, para que los de Luis Enrique se enchufen de nuevo.
Sábado 3 de julio, 2021
AA: Dinamarca ha vencido a la República Checa en un partido donde se puso por delante muy pronto, se fue al descanso ganando por dos goles y ni siquiera el eterno retorno checo comandado por Patrick Schick pudo bordear el empate. Schick alcanza a Cristiano Ronaldo como máximo anotador del certamen, sin oportunidad ya para rebasarlo. Por otro lado, Inglaterra no sufrió para derrotar a la Ucrania de Shevchenko: no volverá a salir de Wembley. No sé qué historia te emocione más: el melodrama danés posterior a la tragedia de Christian Eriksen que se basa en los botines de Kasper Dolberg para soñar con un final feliz, o la Inglaterra que quiere llevar a casa el trofeo que nunca ha ganado. Todo se jugará en Wembley a partir de ahora.
RL: En definitiva, el melodrama danés es la historia del verano. Más allá de lo sucedido con Eriksen, es inevitable trazar un paralelismo con la selección de 1992 que se consagra sin su mayor estrella, Michael Laudrup. Por otro lado, el partido contra los checos fue una evidencia irrefutable del nivelazo del torneo: hablamos de dos equipos de autor jugando por encima de sus posibilidades, a partir de un trabajo de pizarra muy escrupuloso. Sobre Dinamarca diría que su historia, como cultura y nación, amenaza con vertebrarse de la siguiente manera: Hans-Christian Andersen, la Reina Margarita, el Dogma 95 y los héroes de las Eurocopas de 1992 y 2021, independientemente de lo que pase en semifinales. Respecto a Inglaterra, hay otra clase de relato, menos poderoso en términos narrativos. Southgate no es un entrenador de convicciones, sino más anfibio. Inglaterra puede alcanzar su primera Final de Eurocopa en la historia. Si llegan al minuto noventa igualados, con un córner a favor, tendrán que subir a rematar Dickens, Orwell, Jane Austen, Virginia Woolf, Agatha Christie, las hermanas Bronte, Shakespeare. El ritual estará plenamente justificado. Es ahora para los ingleses.
Martes 6 de julio, 2021
AA: Ocho cervezas después, Italia ha derrotado a España y se ha instalado en una Final donde enfrentará a Inglaterra o Dinamarca. Me animo a comenzar recuperando un tuit de Pepe del Bosque, donde cuenta cómo las tandas de penaltis pueden fungir narrativamente como un partido distinto al jugado los cientoveinte minutos previos: Dani Olmo tiranizó durante dos horas la espalda de Jorginho, pero falló su envío desde los once pasos, mientras que el italobrasileño marcó el definitivo. La historia encumbrará, sin duda, al escudo azzurro. Otra narrativa donde quiero darte pie es pensar cómo se inscribe Roberto Mancini entre la ola de entrenadores italianos: quien fuese el primer estratega del proyecto ganador del Manchester City, hoy lleva al duelo máximo a unos italianos que acumulan quince años de ayuno. Por más que puedan llegar Inglaterra o Dinamarca, Italia luce favorito: los Chiellini y Bonucci tienen una cita grande que puede darles pasaporte a la posteridad. Italia se desgañitó con el himno propio, mientras que los españoles miraban al cielo con la Marcha Real: era un crimen absurdo ir con España.
RL: Los penales pertenecen a una dimensión narrativa independiente, con sus propias reglas y códigos. Me generó un poco de desencanto que, tratándose de Jorginho, Unai Simón no hubiese esperado hasta el último momento. Habiendo sido uno de los baluartes de la selección española, a pesar de aquella postal fatídica tras el pase atrás de Pedri, lo de Simón me remitió a aquella novela de Peter Handke, El miedo del portero al penalti. Sin ninguna duda, es imposible no emocionarse con el himno italiano: la referencia a Escipión, aquel gran general romano que sepultó el mito de Aníbal de Cártago, en los primeros compases del himno, le pone los pelos de punta a cualquiera. Es superior, incluso, al himno de la Champions League. Yo, lo admito, no era un soldado de Roberto Mancini, un entrenador que solía apostar por liberar el talento, pero al cual le faltaba cintura para construir pizarras ganadoras. Italia, sin embargo, lo ha puesto en otro escalafón: es un equipo completísimo que puede someter con balón, condicionar el plan rival a partir de la zona donde presiona, puede correr y sabe sufrir en inferioridad —parte del gen competitivo italiano—. Independientemente de lo que suceda el domingo, Mancini se convertirá en el artífice de la primera Italia que logra mezclar registros exitosamente: el verso y la prosa callejera.
Miércoles 7 de julio, 2021
AA: Inglaterra derrotó a Dinamarca y se instaló en la Final, mientras Liam Gallagher canta que el trofeo por fin se dirige a casa. Tú mantenías la idea de mantener una sospecha ante esta generación lúdica inglesa que cuenta con los Grealish, Mount, Sancho, Sterling o Declan Rice, regidor desde la base que se ha convertido en nombre propio del torneo. Lucen como un equipo sólido, ordenado, con ataque ágil, pero sin precisar de tantos goles para sumar puntos. Dinamarca se va con Mikkel Damsgaard como buque insignia y nombres resaltables como Christensen, Schmeichel, Maehler u Hojbjerg. Italia-Inglaterra, mucha histeria, gigantesco duelo. El posible campeonato inglés amenaza con destruir la ciudad. Oasis contra Adriano Celentano. Eros Ramazzotti quiere ser más grande que Mick Jagger. Inglaterra llega a la Final, por vez primera, en su primera Eurocopa post-Brexit.
RL: Los daneses volvieron a caer con los ingleses: quizá esta vez dolió mucho menos que cuando Shakespeare, la gran leyenda de las letras inglesas, se apropió del mito de Hamlet, el príncipe de Dinamarca. Me genera, por otro lado, mucha curiosidad lo que le depara el futuro a Mikkel Daamsgard, que ni siquiera era indiscutible en la Sampdoria. Los torneos de verano siempre dejan al típico escritor inédito que acapara reflectores a golpe de talento. Por otro lado, los ingleses me siguen sin parecer un equipo demasiado reconocible, pero hay que decir que se impusieron con suficiencia ante uno de los bloques mejor trabajados de la competición. Fue una victoria irreprochable. Respecto a la Final, podemos hablar de los dos equipos que mejor encararon sus eliminatorias para llegar. He venido guardando esa ligera sospecha durante todo el certamen, y la Final no será la excepción; hablamos de Wembley, sí, pero Italia, para mí, tras sobrevivir a España, se erige como la gran favorita, lo cual tiene muchísimo mérito pensando que Eros Ramazzotti desbancó a Ennio Morricone como director de orquesta.
Domingo 11 de julio, 2021
AA: La copa no volvió a casa, viajó a Roma. Più bella cosa seguirá sonando en toda la bota. Inglaterra se adelantó muy pronto con gol de Luke Shaw, un lateral raro, incansable, aunque tosco y pesado, alejado de la imagen común del lateral endeble y delgado. Lo empató Bonucci, mito absoluto, con permiso de Chiellini. En la resolución desde el punto penal fallaron los jugadores que Southgate metió a la cancha específicamente para la tanda: Rashford y Sancho. Donnarumma, por su parte, a los veintidós años no le rehúye al largo fantasma buffonesco. Italia consigue su segunda Eurocopa, termina la correspondencia, Roberto Mancini dirige un proyecto triunfador y recupera la estafeta de Marcello Lippi. Italia arrancó el torneo ganando y lo cerró de igual manera, encarnando un espíritu coral y barriobajero. Sonríe el gesto adusto del sur. Spinazzola baila la Tarantella en muletas.
RL: Hay muchas cosas que decir sobre Italia, pero antes de entregarme sin reservas a ello, quisiera hacer una mención especial para Harry Kane, un delantero absolutamente contracultural: su primera media hora bien pudo haber sido la exhibición individual más estimulante del torneo a nivel de interpretación del juego. Ahora sí, respecto a Italia, qué conmovedor fue ver a Marco Verratti erigirse como el gran faro del equipo para progresar con balón cuando estaban en desventaja; llevamos normalizando durante más de una década que Verratti encarne el arquetipo del interior de posesión en la élite, pero es una locura. El tándem Bonucci-Chiellini, maravilloso, podría pertenecer a la mitología del spaghetti-western de Sergio Leone. Reafirmo lo dicho durante toda la correspondencia: buena parte del título se explica por la revolución táctica promovida por Gasperini, De Zerbi, Inzaghi, Conte, Sarri o Juric en la Serie A. Y luego está que, pese a la indiscutible evolución del discurso coral, habría que decir que lo que mejor define a Italia es lo mismo que definía al gran Cesare Pavese: ser, ante todo, el sufridor ejemplar.