Heracles (III)

Heracles se convirtió en atleta por la vida de los hombres. ¿Pero en dónde comienza la historia del héroe de los doce trabajos que el viajero puede ver en piedra en el Museo de Olympia? ¿En dónde se inicia la relación de Heracles, en cualquiera de sus versiones, con los Juegos Olímpicos?

Pausanias cuenta que el curete Heracles, hermano, entre otros, de Peoneo, Epimedes, Acésidas y Yasión, llevó el olivo silvestre de los hiperbóreos a Olympia, y allí puso a sus hermanos a correr la distancia de un estadio. Ganó Peoneo y fue coronado con el olivo silvestre. Ese día nacieron los antiguos, entre los antiguos, Juegos Olímpicos. Otros aseguran que los juegos comenzaron en la lucha entre Zeus y Crono por la Elide, en el Peloponeso, ganó Zeus y Crono quedó vigilante en forma de monte, todavía se le puede ver, quieto y sereno en nuestros días.

Una parodia del Heracles vestido con olvido silvestre se utilizó en Inglaterra del siglo 16 en las festividades del 1 de mayo. Al héroe inglés, ahora recuperado en Kent, se le llama Jack El Verde.

Después, mucho después, llegó al mundo griego un tebano al que llamaron Heracles, la gloria de Hera, lo que parecía un insulto porque Zeus lo tuvo con Alcmena, una reina mortal. Heracles era hijo adoptivo de Anfitrión y nieto de Perseo. Y fue cercano a lo máximo de Teseo, al que salva del reino de los muertos.

Heracles, como Apolo, Belerofonte y como su abuelo Perseo fue matador de monstruos. Pero la lucha y el pancracio y otras expresiones deportivas estarán ligadas para siempre con la figura del Heracles tebano, tanto como los doce signos zodiacales.

Antes de los famosos doce trabajos, Heracles acompaña a Jasón en la aventura de los Argonautas. En el juego de los dioses hay una trampa. Heracles, vuelto loco por el despecho de Hera, de la que era gloria, asesina a los hijos que había tenido con Megara. Los mata con sus propias manos.

Al despertar y ver que la tragedia se ha cumplido, se alejó varios días de todo lo viviente. Fue a Delfos a preguntar por la redención. La Pitonisa le dijo que sirviera a Euristeo durante doce años y cumpliera los trabajos que él le encomendara. Hoy en Olimpia pueden verse las doce tareas. Mato al león de Nemea, a la Hidra de Lerma, a los Pájaros del Estínfalo; capturó a la Cierva de Cerinia, al Jabalí de Erimanto, a Gerión, al Cerbero del Hades y al toro salvaje de Creta; limpió establos en Augías; robó las yeguas de Tracia; venció a la amazonas y robó el cinturón de Hipólita, también las manzanas de oro de las Hespérides. Luego vino el final. Auge, Deyanira, Yole y la camisa con el veneno letal. Esa noche Heracles entró al Eleusis a petición de Teseo, los dos hérores que se convirtieron en atletas por el bien de los hombres…

Heracles (III) es la tercera entrega de una serie de textos escritos por el autor rumbo a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

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