Aparece tu cara en mi mente
el sonido de tu voz,
esa dulce mirada tuya,
que está ya ausente.
Levanto los ojos hacia el sur
los giro un poco más al oeste.
De ahí, cuelgo un beso en el aire
junto a una oración benevolente.
Con un sobre de cariño los envuelvo
para el viaje hasta tu tierra lejana,
y ahí cansados, encontrarán descanso
como caricia, en tu mejilla durmiente.
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De repente, de repente
Y ahí cansados, encontrarán descanso, como caricia, en tu mejilla durmiente.