Karina López es una cineasta extraterritorial. Nació en Guanajuato y estudió artes escénicas en Querétaro; trabajó un tiempo en Quintana Roo, cuando la pandemia la regresó a su natal San Miguel de Allende y, de pronto, se encontró filmando su primer cortometraje en Hidalgo. Hoy radica en España, donde estudia cine y prepara nuevos proyectos. Aquel destino fortuito, que la puso al frente del novel rodaje de un guion que ella misma escribió, se convirtió en una mirada ineludible a la desaparición forzada; un tema que, lastimosamente, ha provocado un nuevo género: el insólito apartado donde las voces de Fernanda Valadez, Tatiana Huezo, Teodora Mihai y Natalia Beristain se han levantado con fuerza. Las búsquedas infinitas del ser querido profanado, en medio del calvario.
Karina, tú estudiaste teatro, vienes de las artes escénicas. ¿Siempre te sentiste atraída por el arte? ¿Por qué te interesó el cine?
Desde que recuerdo siempre me he sentido atraída por el arte en general, principalmente por la actuación. El cine es algo que también me atraía desde pequeña, es otra forma de expresión muy diferente al teatro, un lenguaje muy diferente. Pero no había tenido la oportunidad de adentrarme, era complicado encontrar lugares para estudiar cerca de San Miguel de Allende, donde nací. En 2010 participé en el Rally Universitario del Guanajuato International Film Festival GIFF y fue una experiencia maravillosa.
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La extraterritorialidad de su directora aparece en el cortometraje Un año más (2022), el relato que se ambienta en un lugar llamado Las Lomas pero que bien podría ser cualquier rincón de un país atizado por su violencia imparable; la trama del corto no deja de ser igual atemporal que punzante. Samuel (Jorge Martinoli) es un hombre de casi 30 años con la vida detenida, la desaparición forzada de su padre (Héctor Herrera) lo tiene atrapado en una rutina lenta que atraviesa con soledad, desesperación y el dolor de cada día.
En un país plagado de preocupaciones que van del narco a los feminicidios, ¿por qué interesarse en la desaparición forzada? ¿cómo nace el corto Un año más?
Justo una de las razones que me impulso a tocar este tema fue la falta de información y exposición que tiene, soy incapaz decir que un problemática es más importante que otra, pero me parecía necesario exponer y apoyar una situación tan complicada. Además de que Guanajuato es uno de los estados con mayor número de víctimas. El tema me parece realmente fuerte, porque no solo afecta directamente a la víctima sino a los familiares o seres queridos que viven torturados por la incertidumbre, de no tener respuestas, de no poder cerrar un duelo. Se ven obligados a vivir una nueva realidad para la cual nadie está preparado. Y lo más impactante es que a pesar de esta pesadilla, su prioridad número uno no es la búsqueda de justicia; no dedican su tiempo a buscar culpables, sino a buscar a sus seres amados. Solo quieren encontrar a quienes les fueron arrebatados, así sea en huesos. Es realmente muy fuerte. Recuerdo de niña ver los anuncios de personas desaparecidas por las noches en la televisión y no entender nada. Años después, el escuchar situaciones similares con gente cercana, me ha impactado pensar que podría ser un familiar mío, no puedo imaginar el dolor por el que atraviesan. Era un tema que por años tenía guardado dentro de mí para desarrollar, hasta que tuve la oportunidad.
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Samuel sigue sirviendo café fresco junto a la silla vacía de su papá mientras le prepara la ropa y los zapatos, esperando el ansiado regreso. La pared de su departamento es el triste reflejo del país, con muchas fotografías de personas desaparecidas que se suman al vacío que genera la ausencia. Las imágenes en portarretratos de tiempos felices, con Samuel y su padre sonriendo, terminan siendo una losa difícil de soportar.
En los 20 minutos de duración de Un año más no hay diálogos, apenas la melancólica música que acompaña los andares del protagonista, quien atraviesa el plano una y otra vez con carteles bajo el brazo que llevan la foto de su padre. Los simbolismos brotan en medio de la aflicción: hay jaulas de aves vacías, flores marchitas, lavabos que se vacían y una taza rota, alegoría quebradiza del alma de Samuel desde la partida de su progenitor.
La dirección se lleva casi siempre la mayor parte del crédito en una película, sin embargo, si las cosas salen mal en el set, o en la toma de decisiones, también es el primer culpable. Tengo entendido que en el corto tanto la pre-producción como la post-producción tuvieron que ser online. Lo que en teoría podría desatar un caos, aquí funcionó bien. ¿Cómo resolviste los obstáculos que se iban presentando?
Así es, fue un proyecto híbrido online/presencial, donde abrazamos la tecnología como una ventaja para poder realizar este proyecto que quizá en otras condiciones no hubiéramos podido levantar. El rodaje se realizó en Pachuquilla, Hidalgo donde se encontraban la mayoría de los miembros del crew. Yo me encontraba en Guanajuato, uno de los músicos en Querétaro, el actor Jorge Martinoli en Ciudad de México igual que Valeria Infante, la asistente de dirección.
Y precisamente el crew es el secreto ante los obstáculos. Se lanzaron a esta aventura con los brazos abiertos, dieron un salto de fe con toda la actitud y la pasión. Confiaron tanto en mí como en la historia y yo en ellos desde el día uno. Sin ellos y su entrega hubiera sido imposible, ya que ayudaron en cada paso del proceso en todo lo que podían. Todos terminamos desempeñando un poco de todo, Hugo Cruz (asistente de fotografía/gaffer) apoyó mucho con cosas de producción y locaciones que yo no podía hacer en persona. Recuerdo un día que hicimos una larga videollamada haciendo scouting buscando el terreno baldío ideal, y la plaza principal. Los chicos fueron, tomaron medidas, fotos, mientras yo veía todo desde el teléfono. Toda una aventura. Otro factor importante fue el sentido del humor de todos, nos divertimos mucho durante el rodaje a pesar de las jornadas largas, el sol, la lluvia, los inconvenientes, el cansancio, el estrés y demás factores. Las risas nunca faltaron y ahora al recordar todo el proceso es inevitable no hacerlo con una sonrisa.
El último día de rodaje teníamos lo que para nosotros era la escena más importante, más planeada y esperada. En la plaza principal, fueron horas colocando prendas de ropa, veladoras, fotografías, mantas. Todo bajo la dirección de Andrés Márquez (director de arte), yo me encontraba rodando otras tomas, cuando nos encontramos y vimos la instalación era super bella y grande. Teníamos contemplado incluso usar dron, pero la lluvia hizo de las suyas, ¿has escuchado qué Pachuca es la bella airosa? Pues efectivamente, así es, 800 veladoras que no pudimos encender, imposible. Tuvimos que cambiar todo de último minuto y solucionar, pero realmente sentir el amor del equipo al proyecto incluso en estos momentos fue mágico.
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La escalinata que funciona como altar improvisado, donde cientos de fotos y velas recuerdan a personas desparecidas, con prendas de ropa que aun guardan su olor, será el lugar donde Samuel le escriba un mensaje a su padre: “Busco en la vida, busco en la muerte y no te olvido”. El joven regresa a casa en medio de la oscuridad de la noche, a cuestas con el dolor que no termina nunca. Al día siguiente, el cartel que había colocado Samuel en un poste con la foto de su padre, es superpuesto por el de la inauguración de una plaza comercial, con una familia feliz al centro del encuadre. La indiferencia que muta en poca empatía.
Cuéntame cómo fue el proceso de montaje, la mezcla de sonido y la incorporación de la música. La edición se siente orgánica y la música, parece hecha justo a la medida de la emotividad que se busca.
Tuvimos la suerte de contar con dos músicos muy talentosos en este proyecto, por un lado ‘In vitro’ de Pachuca, Hidalgo que es la música que da ambiente al corto, aquella que acompaña a Samuel dentro de casa, es un artista que está en constante evolución experimentando con distintos ritmos y sonidos, fue complicado elegir la música adecuada por la gran cantidad de material que tiene. Y por otro lado, Valentín Sayavedra que es el autor e intérprete de ‘Imposible’, la canción principal de la historia. Es realmente bella, la letra es perfecta, es como poner los pensamientos de Samuel en la canción, todo aquello que en el corto no puede expresar con palabras, se manifiesta a través de la letra de esta canción. Valentín es muy talentoso, ya conocía su trabajo y fue todo un honor que se sumará al proyecto. Pueden escuchar un poco más de él en Spotify.
La siniestra voz que abre y cierra el corto es el único diálogo que se escucha. Su mensaje es estremecedor. ¿Consideras que los familiares de las personas desaparecidas están atrapados entre autoridades incompetentes y una sociedad indiferente a la tragedia?
Considero que gran parte de la indiferencia que se vive viene desde la falta de conocimiento sobre el tema, por eso la importancia de exponer y hablar de esto, de estar informados sobre lo que pasa a nuestro alrededor. Además de tratarse de una problemática que no conoce estatus ni edades, a veces solo se trata de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. Dentro de Un año más seguimos un día en la vida de Samuel, una vida solitaria y en silencio, perdido en sus pensamientos. También era importante para mí situar la historia tras pandemia, aún con las medidas de seguridad como el cubrebocas. Para mostrar como para la familia no hay pausa, el mundo no para, la resiliencia que muestran es asombrosa, porque a pesar de esto deciden seguir con la búsqueda.
Mueves muy poco la cámara, pero da la impresión de que sabes muy bien dónde ponerla. ¿Cómo fue el trabajo con tu director de fotografía, Arturo Galicia?
Tuve la oportunidad de trabajar con Arturo como actriz, y en producción del cortometraje Máscara Roja escrito y dirigido por él. Dentro de este proceso nos dimos cuenta de que nos complementamos muy bien al trabajar juntos, tenemos una visión muy parecida. Fueron largas videollamadas planeando la puesta en cámara, la propuesta visual que queríamos plasmar además de ir adaptando todo a lo que teníamos, a nuestras posibilidades. Arturo entendió muy rápidamente lo que visualizaba para esta historia, tenía gran interés en los planos detalle en los objetos de la casa y del papá que ahora se han convertido en tesoros para Samuel. Un poco de juego también con el arte, en una casa donde el tiempo se ha parado, todos los relojes marcan la hora en la que el papá desapareció ya que es aquí cuando el tiempo se detuvo para nuestro protagonista, objetos rotos, flores secas las cuales sigue cuidando, marcos sin fotografías, detalles que no están “bien”.
Queríamos mostrar planos largos, lentos, un tanto pesados en silencio. Sabíamos que puede ser desesperante de ver, pudiera parecer que no pasa “nada”, fácilmente la historia puede durar menos tiempo, pero era nuestra apuesta. Que ese “no pasa nada”, donde no vemos un cambio, un giro, una respuesta, una novedad. Es lo que viven los familiares día a día, la mayoría en una lucha que atraviesan en la soledad. Queríamos ser muy respetuosos con la narrativa visual, no queremos victimizar aún más a Samuel, ni tampoco romantizar su búsqueda, simplemente sentarnos un día a ver su nueva realidad y tratar de entender su dolor, empatizar.
Un año más es una historia masculina, tu dirección le da un toque atípico a una trama que casi siempre es protagonizada por mujeres. ¿Por qué decides que el personaje principal, Samuel, sea un hombre que busca a su padre? ¿Cómo se suma el actor Jorge Martinoli al proyecto? ¿Cómo lo dirigías, qué cosas le decías para inspirar esa mirada de dolor, de persistir sin esperanza?
Se puede pensar que como guionista buscaría explorar un personaje femenino, pero la búsqueda de esta perspectiva femenina cobraba más sentido para mí si el personaje es hombre. Ya que se explora desde otra perspectiva, desde su interior, al final todos venimos de una mujer que nos ha marcado de una u otra manera, inclusive desde su ausencia.
Siempre tuve claro que quería un personaje masculino perdiendo a su padre, para mí era importante ver esta otra realidad donde, como mencionas, las mujeres han tomado la batuta en la creación de colectivos e incluso la búsqueda. Socialmente (en su mayoría) el rol femenino se encarga de unir a la familia, quien lleva la carga emocional y la sensibilidad, mientras que papá es quién representa la fuerza, la guía. Entonces, ¿qué pasa si Samuel encima de perder el ejemplo a seguir, su fuerza, que es su padre, se encuentra carente de madre quien representa la parte emocional?
A Jorge lo conocí en la universidad, cuando nos encontrábamos estudiando teatro. Es un actor muy talentoso y disciplinado, lo cual simplifico el proceso ya que trabaja mucho por su cuenta. Consideraba que era ideal para dar vida a Samuel, lo contacté y estuvo feliz de formar parte de este proyecto.
Contamos con el apoyo de Maricela Peralta quién es miembro activo en un colectivo de búsqueda en Celaya y quien busca a su hermano. Ella nos ayudó mucho compartiendo su historia con nosotros, al enseñarnos muchísimo sobre el tema, quién incluso leyó el guion para darnos retroalimentación sobre cómo abordamos el tema. Incluso nos recomendó lecturas. En el proceso con Jorge estuvo presente. Creo que todo esto permitió que Jorge pudiera entender mejor el dolor de Samuel. Al igual que con el resto del crew trabajamos online, con videollamadas, compartiendo material. Durante el rodaje traté de mantener informado a Jorge sobre cada plano que teníamos en mente, que tuviera claro lo que la cámara captaba y que conociera la misma información que nosotros para qué se sintiera cómodo.
¿Qué cineastas te inspiran? ¿Cuáles artistas tienen influencia en tu trabajo, tanto a la hora de escribir tus guiones, como de filmar?
Difícil pregunta, ya que así como tenemos canciones para distintas etapas en la vida o dependiendo de nuestro sentir, así para la inspiración. Para Un Año más, por ejemplo, tenía en la cabeza Hierro 3 (2004) de Kim Ki-duk, ya que ocurre todo dentro de un apartamento y sin diálogos. Sin señas particulares de Fernanda Valadez, El padre (2020) de Florian Zeller, Las tres muertes de Marisela Escobedo (2020). Daniela Rea es una documentalista mexicana que ha abordado este tema en No sucumbió la eternidad (2017). Es un honor, ya que Un año más se presenta junto a No sucumbió la eternidad en Irapuato, como parte de Cine en la mina. Todo un sueño.
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La sucesión de planos fijos que utiliza Karina López en su corto, transmite la desolación del daño colateral que deja una desaparición en la familia, en los seres que esperan un regreso improbable. Si en el arranque Samuel se ve diminuto en el plano ante la vastedad de una búsqueda interminable, representada por un entorno terroso que parece engullirlo, hacia la mitad del metraje surge uno de los momentos más bellos, aquel donde el protagonista camina por un callejón acercándose a la cámara, contrastando su pesadumbre con los vívidos colores de los adornos que cuelgan encima de él.
¿Además de la función doble junto al filme de Daniela Rea,dónde puede verse Un año más?
Actualmente estamos tratando de mover el cortometraje por festivales por lo que no nos es posible compartirlo abiertamente en redes o algo así. Recientemente estuvimos con Cine La Mina con funciones al aire libre dentro de Guanajuato. Seguimos buscando espacios donde poder compartirlo, pueden seguir nuestras redes para estar informados. Un año más en Facebook. Mi ig: @kary18lc, @jorge.martinoli nuestro actor principal, @_vsayavedra nuestro músico y ahí pueden encontrar a todo el crew.
Avanzas firme a convertirte en una guionista notable. Recientemente, supe que ganaste un concurso de guion de IMCINE. Platícame un poco sobre eso y qué otros proyectos tienes en puerta, Karina.
Si, mi guion SIGO AQUÍ: DANY ha resultado ganador en el concurso ‘Nárralo en primera persona: sororidad y resiliencia’. Estoy emocionada trabajando de lleno con este guion, buscando apoyo para que sea mi próximo rodaje, me gustaría filmarlo en San Miguel de Allende. Actualmente me encuentro en Barcelona, donde radico desde hace un año, estudiando cine y tratando de hacer todo lo que puedo. Recientemente filmé con un par de amigos un pequeño corto de tres minutos llamado Haerentia, que aborda un poco el rol femenino en la elección de ser ama de casa. Fue ganador del segundo lugar en el festival Hitusen Hämyä en Finlandia. Estoy tratando de aprender todo lo que puedo y ponerlo en práctica.
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La presentación de fotografías reales de desaparecidos en el corto, junto a los testimonios recabados por la cineasta con los colectivos de búsqueda y la responsabilidad social de darle voz a un tema desgarrador, convierten a Un año más en un ejercicio imprescindible, una obra de ficción que se acerca tétricamente al documental.
Ficha técnica:
Un año más (2022)
Dirección y guion: Karina López.
País: México.
Duración: 20 minutos.
Actores: Jorge Martinoli, Héctor Herrera.
Fotografía: Arturo Galicia.
Asistente de fotografía: Hugo Cruz.
Asistente de dirección: Valeria Infante.
Dirección de arte: Andrés Márquez.
Sonido directo: Guillermo López.
Data Manager: Aline Gonzáles.
Staff: Elizabeth Gil, Samantha Bustos, Alessandra Bustos.
Montaje: Andrés Márquez, Karina López.
Música original: Valentín Sayavedra (In vitro).