En la espera constante, reacomodar
los libros por leer, los discos escuchados,
y las películas vistas son un ejercicio
para re-definirme.
Mis obsesiones son una extraña forma
de expresar
e s c a n d a l o s a m e n t e
lo que me atrae y define en este momento.
Mudo de piel al dormir,
viajo al entregarme a Morfeo y
despierto siendo otro al amanecer.
Como el lenguaje, me comprendo
diacrónica y sincrónicamente.
Todo acto que realizo es
un símbolo que me tatúo.
Cada libro, música o película nueva
es un rediseño de mi “yo”
y cada regreso al camino recorrido
es un acto desesperado por hallar
la brújula que me recuerde quién soy.
Religión proviene de re-ligar,
las canciones, las lecturas y los gustos
son esa especie de religión, íntima, que
me ata, me define.
Cada verso, melodía y prosa son
una extensión de mi ser.
Unos van por la vida sabiendo quiénes son,
yo aún no logro resolver la ecuación.
Hoy acomodé mis estantes
y encontré estas palabras,
mañana, quizá, sólo haya silencio
y sé que es preludio de
una pregunta nueva y
un regreso al eterno retorno del “yo”.