Pérez-Amador Adam: Moctezuma es un desconocido; una interpretación equivocada

Días de pandemia. Invención de puentes, uso de recursos. Toda entrevista es un capricho; búsqueda que llaman encuentro: pregunta-respuesta. Moctezuma -lo que ese nombre signifique- es la trama, el suspenso entre estos signos de interrogación:

“En cada época la función del personaje de Moctezuma es otra. Desde finales del siglo XVII y hasta mediados del siglo XVIII no hay un Moctezuma con características sicológicas. El primer intento lo vemos en el libreto de Federico II, escrito originalmente en francés antes de ser traducido al italiano para ser puesto en metro músico por Graun, su compositor de corte. Es hasta Vittorio Amadeo Cigna Santi que encontramos a un Moctezuma con una cierta profundidad sicológica a partir de la que Cigna Santi establece como característica central del personaje el conflicto entre la razón de estado y sus temores metafísicos…”

El doctor Alberto Pérez-Amador Adam —distinguido con la beca del DAAD (Deutscher Akademischer Austauschdienst) y premiado por la Fundación VG-Wort (Mónaco de Baviera) por la tesis del segundo doctorado— pertenece al tiempo; explora lo remoto, el vestigio: los ramales de los siglos. La conversación se deja llevar a través de Messenger; camino alternativo para los días distantes. Llueve. La cámara y el audio lo resienten. Es el final del verano. El día retarda la huida.

El hombre se instala. Listo. Estoy, dice. Escucha, ve. Todo a tiempo. Hay un motivo —siempre hay una excusa; coyuntura, le llaman— para el enlace: el descubrimiento de una obra de teatro sobre el encuentro de Moctezuma y Cortés, Cortés y Moctezuma. El hallazgo se llama La Conquista de México por Carlos Quinto, una comedia anónima novohispana desconocida. Ha sido publicada —recién— por el Fondo de Cultura Económica. Pérez-Amador es un talento aplaudido en Europa, pero apenas explorado en México; suele pasar frecuentemente con los grandes investigadores de este país de esculturas improvisadas y maltrechas. Es tajante: Moctezuma es un desconocido, una alegoría, una interpretación equivocada y esquiva del relato de los mundos. No es teatral, no es operístico, no es histórico. No es. 500 años después de la caída de Tenochtitlán, el personaje no deja de ser fragmento, pieza incompleta del Museo de la Historia Universal. Celebrado por Federico el Grande, por Bonaparte y Vivaldi, Moctezuma es un error gramatical: en Europa le llaman Motezuma o Montezuma; le acomodan al relato de la Modernidad, de la Ilustración y lo contraponen a la Leyenda Negra española. Pérez-Amador es histriónico: se delata —con gestos de horror— ante las aberraciones del sobreentendido presente, casi siempre extraviado en el dado por hecho. La melodía del rigor, en cambio, sigue su propio sendero entre el ruido y el caos de la tergiversación.

“Pero el personaje de la obra encontrada debe entenderse en el contexto de la ópera seria, fijada en sus características de forma modélica por los libretos de Pietro Metastasio. Algunos de estos, fueron puestos en metro músico hasta 90 veces en el siglo XVIII. Considerando esto, no es difícil entender que el modelo de Metastasio determinó la ópera seria y fue motivo de que otros libretistas notables, conocidos y puestos en metro músico regularmente, como el mismo Cigna Santi o Apostolo Zeno siguieran tal modelo. Una de las características centrales del modelo de Metastasio, más allá de la complicada relación estructural entre las arias y los personajes, es que siempre se presenta un conflicto entre la pasión y la razón, donde, al final, siempre triunfa la razón”.

Un ejemplo por demás conocido de esto —agrega, con su peculiar pasión por el dato, ese escondite del erudito— en especial por seguir representándose regularmente a diferencia de todas las otras óperas del siglo XVIII, en muchos casos injustamente olvidadas, es el de La Clemenza di Tito por haber sido utilizado el libreto de Metastasio, entre muchos otros compositores, por Wolfgang Amadeus Mozart. Ahí Tito se ve comprometido entre sus sentimientos de amistad por su amigo, que lo ha traicionado por celos, y la razón que impone un comportamiento magnánimo para restaurar el orden del Estado. En el Montezuma de Cigna Santi, el emperador azteca se encuentra dividido entre la razón de Estado y sus temores metafísicos. Aquí lo metafísico responde a la obediencia macabra de los astros. El final de un cielo. O, mejor dicho, de una lectura de un cielo a punto de la noche. La posteridad implantará otro sistema de estrellas y una forma distinta de la divinidad. Master Eckhart como lejano tapiz del universo…

“Estos temores, irracionales, son los que provocan su caída y la destrucción de su reino, mientras que la acción racional de Hernán Cortés restaura el orden que había sido roto. En este caso vemos claramente que Moctezuma no es ni alegoría ni artificio, ni un simple pretexto para la ópera, ni una revisión crítica de la Historia Universal. Se trata de un modelo dentro de las ideas del Siglo de las Luces. El personaje de Moctezuma, a lo largo de la historia del teatro recitado y de la ópera, se utilizará regularmente para presentar un conflicto extremo. La naturaleza de tales conflictos van desde la crítica al catolicismo (con frecuencia en autores alemanes que trataron el tema) hasta cuestiones tan extremas e inesperadas como la presentación del conflicto entre patriarcado y matriarcado como sucede en la ópera Die Eroberung von Mexiko (Hamburgo,1992) de Wolfgang Rihm donde, con base en un esbozo de Antonin Artaud sobre el tema de la Conquista de México y poemas de Octavio Paz, presenta a un Hernán Cortés con tesitura de barítono y un Moctezuma con tesitura de soprano”.

En la esmerada y bien documentada introducción a La Conquista de México por Carlos Quinto, una comedia anónima novohispana desconocida, Pérez-Amador repasa la riqueza narrativa de Nueva España. Se suceden, como hilo insospechado de Twitter, los afanosos primeros años de la nueva identidad nacional, los libros, las ordenes religiosas, los estamentos jurídicos, la recuperación de un tiempo ido (los ídolos a nado, diría Ramón López Velarde), las costumbres, la Compañía de Jesús, Clavijero, y la lejanía -cada vez más profunda- ante el comienzo de tres fascinantes siglos en los que -también, lejanamente- se agota el Medievo: juglar y caballeresco verso de la Historia, con las mayúsculas bien puestas: “Aunque son muchas las obras que utilizan el tema de la conquista de México, no puedo acordarme de alguna que específicamente pretenda una revisión crítica de la Historia Universal (lo que no significa que pueda existir). Creo que el tenor dominante es utilizar el tema para presentar el conflicto de dos ideas opuestas”.

—¿Hay tragedia en la construcción posterior del gobernante mexica? ¿Cabe la pregunta?

-—La obra toma la construcción de personaje dramático de Moctezuma de un libreto de ópera, pero esta comedia no es un libreto de ópera. La ópera en español tuvo un intrincado desarrollo, diferente en su origen, de la ópera italiana. Esto es una obra de teatro que se debe considerar dentro del subgénero de la comedia heroica. Hay que entender que el término comedia en el teatro español significa algo equivalente a “acción teatral”. Aún en la primera mitad del siglo XX se hablaba de que “vamos a la comedia” por “vamos al teatro” (véanse las películas de Joaquín Pardavé y otras películas mexicanas de la época).

El libreto de la charla se ha roto. El diálogo se bifurca y se bifurca. La tela de donde cortar es tan amplia como el mantel mismo de la Historia de México. La lluvia no cesa, el itinerario hace rato que caminó por la aventura: toda entrevista incumple con el plan de vuelo… el Messenger tiene la cualidad de la cercanía y, al mismo tiempo, de la varia invención, como diría Juan José Arreola. La perversión del discurso político sobre los hechos históricos se asoma en el camino. Si Moctezuma no es alegoría, ¿qué es? ¿manipulación? ¿despliegue falso de un hombre ante su destino?

“Hay ahí una construcción de la historia para justificar el poder. Esa construcción ha sido constante desde la historiografía realizada desde el siglo XIX. Se ocultan cosas y se inventan otras en razón de que sirvan para justificar al grupo de poder. Existe ingente número de trabajos que dan a la luz con documentos los hechos históricos. Pero estos no han entrado a la “historiografía” oficial. De suceder esto habría un cambio muy radical en la visión de la historia de México. La cuestión es muy necesaria y tardará aún generaciones en lograrse”.

El gobierno actual de México ha causado polémica sobre su relato equivocado de aquel origen. España tampoco vende piñas. El debate parece caminar sobre el andamiaje del prejucio y la sobrerbia. ¿Cuánto tardarán ambos países en esclarecer los hechos y dejarlos en paz, sin amagues ni lecturas extremas o radicales?

—En ambos países hay enormes conflictos con su historiografía aunque en ambos países hay trabajos muy notables para desterrar oscuridades e inexactitudes. Lograr que eso deje la torre de marfil del especialista y se integre a la idea de historia de ambas naciones necesitará mucho tiempo. Sucederá en algún momento. Entonces se verá nuestra actual historia “oficial” como una excentricidad de la época que servirá para explicar nuestra época.

Tiempos de pandemia. El claustro permite la reflexión. Moctezuma espera turno en la revisión de los sustantivos. El Facebook también puede usarse para el intercambio de dudas y certezas…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *