Vila-Matas: maestro de la metaliteratura y autoficción

Algunos lectores y críticos afirmarían, sin dudas, que existen dos tipos de escritores: los que trascienden gracias a una obra donde la trama, los personajes y la estética convergen para convertirse en “su obra maestra”, y aquellos que logran ser recordados por hacer de su escritura un proyecto muy completo; donde cada libro goza de cabal independencia, pero en su conjunto representan toda una búsqueda estética o temática del autor.

Ejemplos del segundo tipo de escritores tenemos a Balzac, con La gran comedia humana, quien pretendía escribir 137 novelas con historias interconectadas que retrataran a la sociedad francesa desde el Imperio Napoleónico hasta la Monarquía de Julio; la vida no le alcanzó y sólo logró escribir 87 novelas completas. Carlos Fuentes —haciendo un ejercicio similar, pero sobre la sociedad mexicana— trabajó en La Edad del tiempo 26 capítulos-temas desarrollados en 33 novelas. De forma distinta, pero en sintonía con esa búsqueda de “obra completa” podría inscribirse a Sergio Pitol, quien escribió el Tríptico de carnaval: tres novelas cuyo vaso comunicante es la revalorización de la trama; otro de sus proyectos fue Trilogía de la memoria: tres libros que lo mismo pueden ser relatos/crónicas, fragmentos de sus diarios y/o autobiografía. Y es bajo esa búsqueda estética-literaria de Sergio Pitol que puede entenderse/comprenderse/leerse la obra de Enrique Vila-Matas.

Hace unos años, la bella Editorial Almadía, en complicidad con la UNAM, publicó Marienbad eléctrico de Vila-Matas. El protagonista de la obra es un escritor interesado en una novedosa corriente del arte contemporáneo: el arte instalación, pero sobre todo en la generada por Dominique González-Foerster, con quien sostiene una relación amistosa —muy al estilo de Holmes-Watson— y sobre quien el autor pretende escribir un libro. El lector, junto con el protagonista del libro, va a averiguar en qué terminará esta búsqueda.

Marienbad eléctrico es un libro inclasificable respecto al género literario, y eso lo hace complejo y maravilloso al mismo tiempo. Habrá quien lo considere un relato, otros podrían afirmar que es una especie de autobiografía o que forma parte de las memorias del autor. Todos ellos tendrán razón.

Enrique Vila-Matas es un maestro de la metaliteratura y autoficción, como lo ha demostrado en Bartebly, el escribiente, El mal de Montano o París nunca se acaba. Marienbad eléctrico se inscribe en esta misma tradición. Y éste es, quizá, su gran proyecto de obra.

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*Marienbad eléctrico: Enrique Vila-Matas. Almadía-UNAM: 2015. México.

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