A que no me hablas

Sé todo lo que puedas. Y ojalá que cuando me veas, no me hables .

A que no me hablas 
A que si me encuentras,
no me hablas.

Yo al menos lo hago desde aquí.
Desde el sillón desgarrado por mis gatos. 
Desde el presente que ya no
te habré de compartir.

Por lo menos te pienso
Es más, hasta te lloro.
A veces. Poquito. 

Yo lloro bastante, lo sabes.
Es simultánea virtud y tragedia.
Pero este llanto es aquél gutural
que encandila las cuencas
y cierra el respiro para evitar humedad. 

De ti tengo un recuerdo seco,
como mis lágrimas. 

Y con todo el coraje,
me importas.

Y seguido me pregunto si eres feliz.

Me inflo desde donde puedo.
Desde el recuerdo de las risas,
de la complicidad y del sentirnos
indispensables.

Abandono el suelo de la tristeza franca,
me inflo y levito en un orgullo vacío
que mira tu recuerdo con soberbia.

Imagino que me piensas
como yo te adoro.

Sé todo lo que puedas. 
Y ojalá que cuando me veas,
no me hables.

A que no me hablas. 

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