«El arte deriva de un deseo de la persona para comunicarse con otro», dijo Edvard Munch. Al final la vida no es otra cosa que querer establecer relaciones y comunicarnos con otras personas y así engrandecer la vida. Catalina Parra (Bogotá, 1989) busca a través de su mirada transmitir a los demás por qué «el arte es habitar el lenguaje».
Catalina nació y creció en «la caótica y gigantesca ciudad capital de Colombia». De niña estudió en un colegio religioso femenino, un hecho que le permitió acercarse a la espiritualidad, pero también sembró en ella la semilla para cuestionarse sobre lo que era la religión y la condición que tenían las mujeres, en contraste con los hombres, dentro de la sociedad.
Su formación profesional ha sido bastante amplia, pues siempre ha sentido pasión por el conocimiento. De esta manera, decidió ser parte del grupo de biología durante los últimos dos años de colegio. Después en la universidad estudió un grado de Arte y otro en Lenguaje y estudios socioculturales, todo esto en Bogotá. En el año 2014 hizo un intercambio en la universidad Sorbonne de París, en la facultad de Literatura Comparada, donde vivió durante 6 meses. Actualmente está afincada en la surrealista y mágica Barcelona, en la que estudió el máster de Medios, Comunicación y Cultura.
Catalina nunca ha dejado de hacer arte y actualmente continúa haciendo proyectos relacionados con la cultura y el arte. Tampoco ha dejado de formarse, y ahora se plantea explorar el escenario del arteterapia como una manera de combinar dos de sus intereses constantes: arte y sociedad.
En la biografía de su página web expresa: «Acompáñame en este viaje terrenal a canalizar la vida y el amor por medio del arte y la expresión plástica», en nuestra conversación hemos charlado acerca de arte, nuevas perspectivas, el poder del lenguaje, feminismo, justicia social y futuros proyectos.
El arte siempre han dicho que está en todas partes, ¿cómo es tu mundo bajo la mirada del arte?
Para mí el arte ha estado en todo desde que era pequeña. Con mi prima, con quien compartimos la sensibilidad por el arte y es realizadora de cine, participé en muchos talleres de arte, danza, teatro y baile. Mi familia materna ha sido clave para mí pues siempre estuvo muy vinculada a la cultura y al arte.
Gracias a mi familia, puedo decir que crecí estimulada por la expresión artística, la belleza y la creación. Mis primeras obras eran dibujos para las personas de mi familia, sobre todo mi abuela, que trataba mis dibujos como verdaderas obras de arte (hasta su último día las conservó todas en una carpeta, como un tesoro). También jugaba a hacer exposiciones o instalaciones con juguetes y objetos organizados por criterios como color, forma, o temáticas que me inventaba. Puedo decir que crear siempre ha sido el lenguaje con el que me conecto con el mundo, es natural para mí pues veo la vida con ese lente.
¿Cuál es el proceso creativo para llevarlo a cabo? ¿En qué te inspiras?
Me interesa usar el lenguaje artístico para canalizar ideas o pensamientos que no sé cómo llegan a mí pero necesito expresar de manera plástica. Es por eso que muchas veces simplemente dibujo y dibujo, y después me doy cuenta de qué es lo que va apareciendo y puedo poco a poco entender de qué va mi dibujo. Como si mi mano y mis ojos fueran un canal para materializar ideas que realmente no sé si surgen de mí, en todo caso lo veo como que soy un canal. Por eso digo que con el arte puedo canalizar emociones, pensamientos que no logro ordenar con palabras y muchas veces hasta sueños recurrentes o imágenes mentales que quiero ver en el papel.
Para mí es muy importante el color, me encanta mezclar tonos y formas en mi obra, por eso muchas veces resulta algo abstracta. Mi inspiración tiene que ver con hacer visibles cosas que pienso, pero me es difícil transmitirlas con palabras. Intento presentar nociones que me inquietan sobre lo espiritual, la naturaleza, lo esotérico, lo mágico y lo femenino. También sobre conceptos en los que me gusta pensar como, la transformación, la transmutación, la energía, la muerte, el sentido de la vida, las emociones humanas, el caos, el silencio…
¿Quiénes son tus referentes?
He visto tantos artistas durante mi vida que creo que me voy inspirando por épocas sin ser totalmente consciente de dónde o de quién ha venido la inspiración, voy cogiendo cosas, admirando trabajos y usando referentes todo el tiempo. Me encantan las vanguardias y lo que representan en la historia del arte pues es un momento en donde el arte adquiere una condición como un lenguaje oficial e importante, diferente al hablado, más que una forma de representar de manera hiperrealista la realidad. Mis primeros referentes, hace mucho tiempo, fueron Dalí, Duchamp, Matisse, Gaugain, Kandinsky, Picasso y Miró. Siempre me ha encantado el arte abstracto, surrealista y con mucho color.
Después me acerqué mucho más a mujeres artistas contemporáneas como Yayoi Kusama, Miriam Cahn, Ree Morton, Niki de Saint Phalle y la abuela del performance, como se conoce en el mundo del arte, Marina Abramovik. Algunos artistas latinoamericanos que tienen temáticas más conceptuales también me inspiraron, como Luis Camnitzer, Antonio Caro, Beatriz Gonzáles, León Ferrari, entre otros. Me encantan el fotógrafo Wolfgang Tillmans, la ilustradora Amy Cutler y el dibujante y músico Devendra Banhart.
Hoy en día, mis referentes están en otro nivel más cercano. Me inspiro más en los objetos que veo por la ciudad, en la forma en que se exhiben y exponen las cosas y productos en los mercados, las vitrinas y las tiendas (ya sean de diseño o no). Me encanta caminar e ir por calles en dónde encontrar referentes cotidianos, artesanos y creadores que están en la vida cotidiana y no necesariamente en las galerías o museos. Amigos y colegas artistas cuyo trabajo sigo y me llevan a conocer más artistas jóvenes. En las cosas o lugares que tienen colores, texturas o combinaciones que me conmueven y me hacen detener u observar y entender qué me transmite, por qué me cautiva, por qué me detengo allí.
Tu obra es muy extensa y me gustaría destacar cada una de ellas si me lo permites. Me gustaría empezar con lo femenino y la representación, dices que este proyecto te ha permitido encontrar una ruta de investigación plástica desde tu obra temprana.
Siempre me ha gustado mucho hacer autorretratos, desde que era pequeña me dibujaba con diferentes trajes o disfraces. Por otro lado, cuando empecé a estudiar arte también me gustaba mucho hacer autorretratos y obras autorreferenciales como excusa para practicar las técnicas aprendidas en clase de pintura, dibujo o escultura.
Por otro lado, desde muy joven me interesaron las temáticas sociales, la justicia social y el feminismo, incluso cuando aún no era tan popular llamar así a la lucha por la igualdad de derechos sin importar el género o el sexo. En este sentido, el arte me ha ayudado a explorar el lugar de la mujer en la sociedad y cómo yo me siento en este mundo, de nuevo un proceso creativo auto referencial. Un poco más recientemente, acabo por abstraer el concepto de mujer y me quedo más con la noción de lo femenino como una fuerza complementaria de aquella masculina. Lo masculino es finalmente la mirada con que se ha ordenado y construido la sociedad actual. Por esto último, continuamente me hago preguntas sobre cómo traer nuevamente la energía femenina a la cultura y al arte. Lo femenino como elemento imprescindible para equilibrar nuestra sociedad tan racional, tan desigual, desequilibrada, a veces tan fría e individualista.
¿Qué piensas acerca de la frase: «la inspiración de las musas» o el término «musas» en arte?
Pienso que, si se toma literal la frase, se refiere a una época de la historia en donde sólo había hombres artistas y las mujeres no tenían poder de acción, sino que ocupaban un lugar más sumiso y pasivo, como modelos, inspiración, como símbolos de lo bello, de las medidas áureas, de lo erótico y lo sublime, de lo virginal. Me parece una frase que viene de una tradición artística bastante hegemónica y antigua. Hace parte de la historia del arte que fue escrita y válida en ese entonces por ese mismo pensamiento hegemónico que subordina una forma de hacer arte sobre otras prácticas más artesanas o hechas por identidades que no eran hombres blancos.
Actualmente ya no es así pues hay artistas de todo tipo, y realmente se puede hablar de “musas” de manera más metafórica pues todos tenemos nuestra fuente de inspiración y en ese sentido todos tenemos alguna cosa, persona, o lo que sea, que nos sirve de musa.
En tu segunda obra Dibujo como lenguaje, personalmente, me fascina, sobre todo la semiótica, pero ¿cómo es dibujar la palabra? ¿Habitamos el lenguaje?
Durante esta época, alrededor del 2012, empiezo a estudiar el grado de lenguaje y estudios culturales, y veo clases relacionadas con teorías del lenguaje, semiótica, la representación de la realidad, la construcción de la sociedad a través del lenguaje, y clases de análisis y discurso de la imagen. Todo esto empieza a influenciar mi obra y es cuando comprendo que, a diferencia de la palabra escrita o hablada como forma de comunicación pragmática, existe la posibilidad de crear con palabras, como en la literatura o la poesía. Es así como descubro que el dibujo me permite no solo expresarme de otra manera, sino que en sí mismo es una forma de comunicarse.
No sólo dibujamos la palabra, que de alguna manera es representar con imágenes lo que ya está dado, sino que creamos palabras con nuestras imágenes cuando el espectador observa, piensa e interpreta lo que ve desde su mirada y su propia experiencia. Ponemos palabras en el que observa, pero lo hacemos mostrando imágenes y movilizando emociones y pensamiento desde un lugar que no es racional.
En ese sentido sí puedo habitar el lenguaje y lo he hecho no solo a través de la palabra sino también a través del dibujo y el arte.
El Devenir Universo fue exhibido en el Centro de Cultura y Arte Contemporáneo Textura en Bogotá-Colombia, usaste objetos reciclados y dices: «En la obra el dibujo es un elemento unificador de los objetos recuperados que se mezclan con la pared que no solo es el soporte expositivo, también es soporte para dibujar sobre ella. El dibujo es un medio que me permite usar la metáfora de la línea como recorrido como guía que al avanzar construye camino».
Dibujar es una forma de habitar, recorrer e incluso construir tu mirada sobre el mundo. Para mí dibujar es un gesto espiritual. Es un evento al que he dedicado muchas horas y tiempo de mi vida. En este sentido el dibujo ha ido poco a poco influenciando la forma en que entiendo todo. Para mí el hecho de sentarse a dibujar es una actividad parecida a la meditación, me permite desconectarme y recorrer con las líneas, punto tras punto, y de trazo en trazo, cada segundo que va pasando. Es materializar el tiempo y los segundos con mi mano y mi mirada enfocadas en esa especie de meditación.
Es por eso que lo veo como una metáfora de nuestro recorrido por la vida, en la cual caminamos, recorremos, nos movemos, frenamos, cambiamos de ruta y al final somos una línea que ha dado vueltas y vueltas, que ha ido generando una o varias imágenes y así una línea, una historia, una identidad. Una o varias líneas que es al final el dibujo de nuestra existencia, de nuestro paso por este plano.
Durante la cuarenta de la pandemia por la covid-19 realizó Florece el Silencio un momento en el que el mundo se paró y volvió a florecer.
En la pandemia yo quise empezar un proyecto que se llamaría para ese momento Jarrones Mágicos y la idea era crear floreros cuyas plantas fueran mágicas y surrealistas. Después de varios intentos no me gustó nada lo que hice. Empecé entonces a dibujar floreros con plantas reales y allí encontré mayor inspiración pues me fluía mucho el dibujo.
Finalmente, mi compañera de piso, que tiene un proyecto muy lindo de encuadernación artesanal (@linkataria) me propuso hacer unas libretas con mis dibujos y su encuadernación. Decidí usar estos dibujos para ese proyecto. Vendimos las primeras agendas como pan caliente y fue después que descubrí el verdadero nombre de estos dibujos, como te digo para mi es importante el título de las obras.
Se titula Florece el Silencio porque en retrospectiva siento que la cuarentena fue un momento donde metafóricamente tuvimos que estar silenciados y en quietud, sin embargo, creo que todos, de alguna manera, sembramos y tejimos cosas durante este tiempo. En mi caso, este proyecto son algunos de los frutos y de las cosas que florecieron a partir de esa situación, entre muchas otras cosas bellas y aprendizajes que trajo la cuarentena a mi vida.
En esta última obra dice que digitalizó el trabajo, ¿es la primera obra o las otras también?
Yo personalmente trabajo todo el tiempo en analógico, me encanta hacer las cosas directamente con los materiales y untándose. Sin embargo, es importante tener un portafolio y muchas veces retocar o acabar las obras en digital es una oportunidad interesante.
Entonces fotografío y vuelvo todo digital, a veces retoco o termino de hacer en digital pero muy pocas veces, pero la mayor parte de mi trabajo, si no es que todo en principio, lo hago análogo.
¿Tienes nuevos proyectos en marcha? Ahora voy a participar en una exposición en abril cuya temática será la autoconfianza y participamos varias mujeres artistas interviniendo tablas de skate que son el soporte que usaremos para pintar. También saldrá pronto la siguiente colección de libretas con Paula (@linkataria) y me han propuesto diseñar algunos dibujos para tatuajes, así que vienen muchas cosas porque a mí me encanta hacer colaboraciones y trabajar en proyectos que involucren más personas.
Estoy empezando un nuevo proyecto personal también, pero aun no tengo muy claro qué rumbo va a tomar. Lo que sí tengo claro es que siento la necesidad de darle un giro a mi trabajo tal y como lo he venido haciendo hasta el momento. Tal vez sea a nivel temático pero sé que quiero explorar mucho más el mundo de la pintura y la escultura, hacer algo no tan plano como he venido haciendo con el dibujo, vamos a ver qué surge.
Por último, me he quedado reflexionando acerca de la frase escrita en tu fotografía de la biografía dice: “Dibujar la vida”.
Esta frase la escogí porque siento que para mí la obra de arte ha sido una suerte de diario pero de toda mi vida básicamente, solo que no ha sido necesariamente escrito sino dibujado, por eso he dibujado la vida. Yo guardo prácticamente todo lo que hago, de hecho en Bogotá tengo un montón de cosas y obras que mi mamá tiene guardadas y son para mí un tesoro (algún día haré una exhibición de todo eso). Si lo miro en retrospectiva cuando observo lo que he creado puedo reconstruir mi vida, e incluso revivir emociones, momentos y personas. También se refiere un poco a las temáticas que trato que son muy existenciales y que, finalmente, responden a la pregunta: ¿qué es la vida, qué hacemos acá? Es en el camino de búsqueda de respuestas que nace la idea de dibujar la vida.