No necesitaba tus abrazos de verano,
ni tu cuerpo acurrucado,
ni tus mordiscos juguetones,
y mucho menos tu sonrisa los domingos,
hasta que lo hiciste por primera vez.

Foto: Diana Lerendidi
Destacados Poesía
Inimaginable
No necesitaba tus besos en mis hombros; mucho menos tu sonrisa los domingos.
http://vsviagrav.com/ – generic viagra