Foto: Diana Lerendidi

Inimaginable

No necesitaba tus besos en mis hombros; mucho menos tu sonrisa los domingos.

No necesitaba tus abrazos de verano, 
ni tu cuerpo acurrucado, 
ni tus mordiscos juguetones, 
y mucho menos tu sonrisa los domingos,
hasta que lo hiciste por primera vez.

1 thought on “Inimaginable

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *