La vileza de un compañero

Te idealizo, aunque mis letras sean marcadas en tinta carmesí.

Ayer, hoy, mañana, pasado, 
presente, futuro, minutos,
segundos, caminos, 
senderos, colegios…

Colaboradores, reptiles, 
animales, fenómenos
naturales, carreteras, 
fiestas, canciones 
rancheras…

Todo eso vivimos juntos, 
compañero, me sentía
atraído como un 
exhausto receptor 
del olvido.

Te quise, te amé,
te adoré, te abracé,
te leí, te besé, 
te dejé, regresé; 
tambores colegiales 
y sustanciales se 
dividieron por tus 
traiciones vivientes.

Le robaste el corazón a
mi mujer, y eso, compañero
mío, no se hace ni en la 
más remota creación de
galaxias eternas.

Te vi, me viste, quise 
arrancarte mi amistad, pero 
Anad te bifurcó,
y me dejaste solo en el olvido
de los pasatiempos, 
que alguna vez fueron tuyos, 
y que abandonaste por tu falta
de compresión y deseo sexual
de involucrarte con alguien.

Te idealizo, aunque mis 
letras sean marcadas en tinta
carmesí. 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *