Oda a Pablo Neruda

El poeta chileno era un bohemio, apasionado comunista y un romántico sin causa.

Pablo Neruda, poeta y político, Premio Nobel de Literatura, nació en Parral, una ciudad de la región del Maule. La vida lo llevó a Santiago, la capital chilena, a continuar sus estudios en pedagogía, a explotar su gusto por la poesía y a construir una carrera política que lo llevaría a numerosas funciones diplomáticas en el extranjero. 

Con tan sólo 19 años publicó su primer libro, Crepusculario, una evidencia incontrovertible del talento de aquel joven poeta. Un año después, nos regaló, bordeando el romanticismo y el modernismo, la que fuese una de las obras más célebres en la poesía contemporánea: Veinte poemas de amor y una canción desesperada

Neruda era un bohemio, apasionado comunista y un romántico sin causa. Atrapado en el entorno social y político de su época, después del fusilamiento de su amigo, el poeta Federico Garcia Lorca, y con el estallamiento de la Guerra Civil Española, se comprometió a defender la libertad, los derechos del hombre y dio un cambio radical hacia una poesía de lucha, argumentando la coherencia tan grande entre el poeta literario y el poeta ciudadano, la cual no hacía diferencia entre vida y poesía.

Creía en las causas pacifistas y antifascistas, en la libertad, la solidaridad y la justicia. En 1939 lideró la expatriación de un poco mas de 2000 españoles que habían huido de la represión y el terror en manos de Franco. El llamado Winnipeg zarpó de Francia con destino a Valparaíso. La lista de pasajeros incluía intelectuales, trabajadores y profesionistas que pudiesen contribuir al desarrollo de Chile, el cual había sido fuertemente abatido por un terremoto que terminó por debilitar la estabilidad económica del país. La misión de Winnipeg es considerada una de las mayores manifestaciones de amor y solidaridad en manos del poeta. 

Amoroso e intrépido, sus ideales políticos lo llevaron a la persecución y exilio, pero eso no mermó que plasmara dichos principios en su obra Canto General, la cual fue ilustrada por los muralistas Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, a quien conoció en su paso por México. 

En medio de la clandestinidad, Neruda volvió a Chile a cobijarse en las dulces mieles del amor con Matilde Urrutia, quien fuese su tercera esposa y con quien permanecería hasta su muerte. Con ella vivió la pasión digna de la ilegitimidad: ella le dio vida, le dio arte y alimentó la inspiración del poeta en aquellos años que coexistieron en ‘la Chascona’, su paraíso terrenal en el barrio de Bellavista, en Santiago. 

Cansados de la vida citadina, la pareja buscó estar cerca de una de las mayores fuentes de inspiración de Neruda: el mar. Fue así como se instalaron en Valparaíso, la bohemia ciudad con eternos cerros, y ahí dieron vida a ‘La Sebastiana’, la casa que convirtieron en su hogar y que tenía como vecino próximo al Océano Pacifico. 

En Chile, la tensión política venía alimentándose en paralelo. La creciente izquierda marxista ganaba territorio y Salvador Allende había de convertirse presidente en 1970. La oposición, a base de intimidación, represión y la posible felonía militar, creaba una atmósfera de desasosiego. El temido golpe de Estado tomó forma aquella mañana del 11 de septiembre de 1973. Chile nunca sería el mismo. Aquello había sido la culminación del mayor de los miedos de Pablo Neruda. Murió escasos días después, dejando un legado de más de cuarenta y cinco libros, de amores y desamores, de esperanza y recelo, de guerra y paz. 

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