Principia de Elisa Díaz Castelo: o el instante anterior a soltarlo todo

Pero esto que también me habita
algún día se mudará de cuerpo,
me moriré, me comerán de adentro
para afuera, clostridia coliformes
(se muere siempre
de adentro para afuera,
del centro al diámetro,
de la sangre al nombre).

Principia; Elisa Díaz Castelo

La poesía, esa forma única de habitar el mundo. Criatura que salva, que sumerge, que pulveriza y desciende. Es un puente, un ente que permite conectar, que es, quizás, la conexión evidente de aquello inefable con esto que se sostiene sobre nuestras realidades. Aparente materialización de lo incomprensible, lo indecible y lo extraordinario. También, sin embargo, de aquello que nos cruza el día a día, de todo lo cotidiano, lo natural, lo insensato. Para qué revolvernos más: lo es todo y es nada. La poesía. Y está luego el lenguaje científico, la ciencia, la absoluta verdad en constante cambio, a la que poco se le acerca al lenguaje poético porque se cree, claro, son todo lo contrario. Quién diría, sino ambas juntas, que son capaces de erigirse una misma cada quien por su lado para desdibujar testimonios, encuentros, divagaciones, certezas. Se trasladan, se superponen, se enredan. Es decir, aquí y en otras partes, la poesía se sustenta sólo hasta la experiencia: «Hipótesis: sucede cuando no se afirma sin una condición implícita: sí, si, sí, si. Quizá el eco de toda afirmación sea la duda, la cadencia de la circunstancia, el azar.»

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La poeta y traductora Elisa Díaz Castelo (Ciudad de México, 1986) publicó en 2018 la primera edición de Principia (FETA) y es ahora publicada nuevamente por Elefanta Editorial.

Principia (Premio Nacional de Poesía Alonso Vidal 2017), esa exploración absoluta de la imagen invisible que echa mano de la astrofísica, la biología, la física, la anatomía y otras ciencias para disolverse a sí misma en cuerpo mismo, porque, parece ser, es desde ahí donde la autora nos habla. Nada es lo que parece y, a su vez, es todo. Un torrente imaginativo y arriesgado en que el lenguaje poético y la vena traductora de Elisa nos sumergen por espacios (¿antes?) inexplorados para provocarnos más preguntas a través de respuestas que no quisieron serlo. Hay que dudar. Dudar de todo. Preguntarse. El movimiento, la vista, el tacto. Qué y cómo lo percibimos. ¿Para qué? Qué más da, si lo que importa está antes, en la duda, en la pregunta, en la identificación, la cuestión absoluta del movimiento. ¿Qué le sucede al tiempo (verbal) en el espacio? ¿Qué pasa si uno puede mirar lo que pasó en presente, sucediendo?

Mayormente imaginación constante. De la mente, la escritura, de la poesía. No hay nada de lo escrito sin la imaginación, sin la experiencia de imaginar, de dejarse convencer. Recomponer, reescribir. Escabullirse para establecerse en el espacio propio de la consciencia. Esta indagación parece ser el único camino, y al mismo tiempo nos dice que no lo es. Sus confrontaciones y las distancias existentes entre sus aristas restablecen las coordenadas alguna vez preestablecidas. La escritura de Elisa permite romper, creer (y crear) nuevas cosas. Desde entonces / gira mi vida rigurosa, mis días / en ciernes / espirales, en torno al sitio / exacto / de su cuerpo.

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Principia es, finalmente, un tratado transparente entre el sistema del mundo y el movimiento de los cuerpos. Es búsqueda contundente, brillante. Una muestra del tiempo y las exploraciones, el paso [del tiempo] y su consecuencia en nuestra fe, la comprensión, la sucesión de las cosas. La no imposición sino la aceptación de las distinciones y su acción complementaria. Es visibilidad auténtica de la ausencia. El eco poético de la ciencia. Los minutos, segundos. Antes de que las cosas. Se rompan. El instante anterior a soltar todo.

Principia, Elisa Díaz Castelo, Elefanta Editorial, Ciudad de México, 2022, pp. 50

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