[Transición en bicicleta]

Me entrego de lleno a esta ciudad nunca mía…

Estoy de nuevo surcando 
mares de concreto y 
demás tragedias encontradas 
en océano conocido,
con el torso desnudo 
dejo pasar la brisa 
por entre los retazos 
de pintura que dibujan los cabellos 
a contraluz,
dejo que el manubrio me lleve 
al corazón del huracán;
los frenos no existen más 
cuando inicio el descenso, 
me entrego de lleno 
a esta ciudad nunca mía,
me entrego de lleno 
a sus agujeros, a mi camino;
aunque las piernas 
me piden detenerme
continúo cuesta arriba, 
donde no hay nadie,
ni recuerdos de amor,
ni espinas clavadas al corazón,
ni sueños rotos, ni dioses seniles,
solamente instante y velocidad,
sudor y gloria,
caída y viento,
sangre y asfalto.

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