Se acabará la luz, la tierra, la lluvia de septiembre que nos tocó y el sol de octubre que nos iluminó. Será el final de todo, incluyendo el mío.

Se acabará la luz, la tierra, la lluvia de septiembre que nos tocó y el sol de octubre que nos iluminó. Será el final de todo, incluyendo el mío.
Eres luz pura, el calor más auténtico, como vivir siempre de día con un abrazo permanente en el correr del otoño.
Es tu señal. Es el guiño terminal. Mi visibilidad se corta. Te pierdo. Es un desenlace lapidario que te corresponde cambiar o sentenciar.
Íbamos y veníamos. Éramos y no éramos. Estábamos pero no estábamos.
Hoy, como en aquellos días donde el final se acercaba, abrazo más que nunca tus académicas aclaraciones del Popol-Vuh, sello de tus orígenes y resumen de tu concepción de la muerte.
Tú eres el llamado y el auxilio.
Son usted y los suyos contra la adversidad de la tristeza mediatizada.
Sucede que es luz pura, el calor más auténtico.
Se lo digo yo, que bajarme del barco del “matar o morir” me devolvió a la vida.
Duermo, pero no descanso. Me muevo, pero no avanzo. Te pierdo. Exploto.
Te deseaba como a nadie / Cual Cortázar a Alejandra
La distancia es norma mientras la ironía se hace verdad. Ahora más que nunca es difícil ver más allá del día siguiente.