Estoy de nuevo frente a la pantalla,
en su enormidad transitan cortometrajes,
de un soplo venidero;
la función comienza y la sala se llena,
de a poco identifico a los personajes
que me acompañan en esta matinée;
allá está el niño que recorrió huracanes,
dolor escarlata;
imágenes transitan por la pantalla,
la patria que nunca fue aparece en escena,
incontables mares invaden la mirada;
surge el segundo capítulo.
Regreso, Regreso,
continuidad de cicatrices conocidas
son ya recuerdo de abandono;
la pantalla es tomada por imágenes de
mujeres amadas y sin amar;
los primeros amores asaltan la visita al cine,
y entre la multitud, puedo
verme,
en el gran telón aparece el tercer capítulo.
Regreso, Regreso,
nuevas nubes se asoman bajo unos ojos
cansados,
atardeceres nunca vistos se asoman
hacia el colapso fílmico,
aquellos amores de antes no se han ido,
el cuarto menguante termina la función;
me levanto y veo las arrugas en mis manos,
alacio mis blancos cabellos y salgo del cine.
Regreso, Regreso,
ahora me veo siempre en la misma matinée.
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[Cine en esquina con Reforma]
Atardeceres nunca vistos se asoman hacia el colapso fílmico.