Escribir con la libertad
con la que muevo la cadera,
expando el pecho
y me deslizo
de un lado a otro.
Estar presente en el papel
como cuando bailo,
cierro los ojos
y el afuera entra en los pulmones
y solo existen
el aire,
el espacio entre mis costillas
y la música que se pega al aire
y el movimiento de los huesos
haciéndose con el espacio.
Todo ello desearía
si tuviera una mínima certeza
de que la vida puede adherirse
al texto
como lo hace al cuerpo.