El legado de Roberto Boninsegna

Durante los sesenta, se recuerda la ‘invasión beatle’ a Estados Unidos, pero hay una menos conocida, una futbolística, que en estos años sería una locura, con la creación de la United Soccer Association. En esa década surgió de la necesidad de contar con una liga profesional, tras el éxito de las transmisiones de la Copa del Mundo de Inglaterra. Se tenía pensado iniciar en 1968, pero tuvieron que empezar un año antes, ya que al mismo tiempo surgió la National Professional Soccer League, su competencia. Al no tener equipos listos, decidieron traer algunos de Europa y Sudamérica bajo un esquema de franquicias. Durante la primera temporada, la liga no tendría presencia de jugadores estadounidenses y los equipos traerían sus planteles para disputar el torneo. Para poder conectar con los aficionados locales, decidieron llevarlos a las ciudades donde más habitantes hubiera de su país de origen.

Shamrock Rovers de Irlanda pasó a ser Boston Rovers; Stoke City de Inglaterra a Cleveland Stokers; Dundee United de Escocia a Dallas Tornado; Glentoran de Irlanda del Norte a Detroit Cougars; Bangu AC de Brasil a Houston Stars; Wolverhampton Wanderers de Inglaterra a Los Angeles Wolves; C.A. Cerro de Uruguay a New York Skyliners; ADO Den Haag de Holanda a San Francisco Golden Gate Gales; Hibernian de Escocia a Toronto City; Sunderland de Inglaterra a Vancouver Royal Canadians; Aberdeen de Escocia a Washington Whips y Cagliari de Italia a Chicago Mustangs. El poco interés hizo que sólo se jugara una temporada, las asistencias eran malas y a las estrellas no les importaba el torneo. Los campeones de la primera y única edición fueron Los Angeles Wolves, quienes vencieron 6-5 al Washington Whips. El Cagliari o los Chicago Mustangs, sin Gigi Riva, su figura, finalizó en la tercera posición de su grupo. El goleador del torneo, con 10 goles, fue Roberto Boninsegna.

Nacido en Lombardía y criado en las inferiores del Inter, no pudo debutar con el nerazzurro, ya que el entrenador en esa época, Helenio Herrera, no lo consideraba listo para jugar en uno de los mejores equipos de la historia de Italia. Salió a la Serie B, primero con el Prato y después con el Potenza, donde su gran rendimiento le valió para dar el salto a la primera división, con el Varese. Ahí solamente duró un año, porque saltó al Cagliari en 1966, por 80 millones de liras, donde coincidió con Gigi Riva e inició la mejor época del fútbol sardo. Luego de dos temporadas difíciles, finalizaron en la segunda posición en 1969, detrás de la Fiorentina, su mejor resultado en Serie A, y consiguieron un subcampeonato en Coppa Italia.

Después del subcampeonato en Serie A, Roberto regresó al Inter. En un inicio parecía mala idea, ya que el Cagliari ganó la Serie A en su primera temporada sin Boninsegna, pero el siguiente año se coronó con el nerazzurro, marcando 24 goles y siendo el capocannoniere. Ese scudetto les dio el pase a la Copa de Campeones, torneo en el cual llegaron a la final, la cual perdieron contra el Ajax de Johan Cruyff, en Róterdam. Roberto Boninsegna es recordado en ese torneo por el famoso partido de la lata contra el Borussia Monchengladbach.

La ida, jugada en Alemania, la ganaron los locales 7-1. Sin embargo, el partido no contó, ya que al minuto 29, cuando el partido iba 2-1, Boninsegna cayó al suelo. Los alemanes lo acusaban de fingir y los del Inter a los del Monchengladbach de esconder la evidencia. Sandro Mazzola corrió hacia dos tifosi nerazzurri que estaban en las gradas, le pidió su lata de Coca-Cola a uno, la vació y se la entregó al árbitro, como prueba del objeto arrojado a la cancha. El partido siguió, pero fue repetido tras analizarse unos días más tarde, luego del 4-2 del Inter en Milán. La segunda vez que se jugó la ida en Berlín, empataron sin goles y los italianos pasaron a los cuartos de final.

En 1976, Boninsegna salió del Inter para jugar en la Juventus, contra su voluntad, ya que no quería jugar en el máximo rival. Sin embargo, terminó rindiendo, ganando con la Vecchia Signora una Copa de la UEFA contra el Athletic Bilbao y una Coppa Italia contra el Palermo. En 1979, salió al Verona para jugar en Serie B y un año más tarde fue al Viadanese, en Serie D, con quienes se retiró para iniciar con su carrera de director deportivo.

Con la selección italiana no jugó mucho. Era un tipo complicado, lo que le trajo algunas sanciones en sus años en Cerdeña. Sin embargo, tuvo sus grandes momentos con la azzurra, sobre todo en México, marcando dos goles en la Copa del Mundo de 1970, ambos en el Estadio Azteca. El primero para abrir el marcador contra Alemania en el partido del siglo y el segundo para empatar 1-1 contra Brasil en la final, misma que terminarían perdiendo 4-1.

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