Flashes

Existo en la cerveza y el ron 

una noche más,

noche a la que estaba acostumbrado 

a visitar solo,

sin mayor compañía que la 

de las libélulas en las 

palmas de mis dedos. 

La noche ha cambiado, 

me acompaña un pétalo 

de margarita,

las cervezas son más breves,

las luces invaden mis ojos 

y lo iluminan entre 

la anónima multitud de 

los cuartos amurallados en blanco;

el corto púrpura 

de su cuerpo, me indica el camino,

a su consuelo con sabor a ron,

le hallo 

cuando me recuesto 

tras los ceniceros a medio vaciar. 

Allí la noche termina 

y regreso bajo su manto 

a un nuevo cuarto 

en donde su perfume me envuelve 

me arrastra al sueño 

y al despertar me recibe 

como anunciando 

el nacimiento de un 

campo nuevo de lavanda. 

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