La muerte de Edgar Allan Poe

Estoy cantando a mis huesos,

olvidado de todos, no de la tumba

y levanto ahora con mis versos

la niebla en el pecho que derrumba

el mármol que no encuentra su cotejo,

mi mirada acusadora en el espejo,

la resina de una raíz que despierta

mi espíritu que cruza la puerta

entre los vivos y los difuntos.

Muertos y vivos, todos juntos,

horizonte entre el visible y el invisible

y por el aire una mano imperceptible

me estrangula en esta niebla ignota.

No reconocerla es mi derrota,

toco los nudos del espacio,

me mata, me está matando, despacio.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *