Paradoxografía

Cuando te sirven un latte, realmente no sabes qué te están sirviendo. Bien podría ser café americano con sustituto de leche. O bien podría ser arsénico. Todo oscila en la voluntad del que otorga las bebidas, pues el universo entero cabe en un grano de café. Por lo tanto, nunca adivinas lo que tomas una tarde calurosa de abril. Y, así, la pregunta permanece como una frontera entre la vida y la muerte.

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