Sombras de ciudad

En la búsqueda por llegar a ser quien soy,
siguiendo el consejo de Píndaro,
caminé por las ciudades de mis recuerdos,
que me hablaron por voces en callejuelas
y risas en vecindades,
o, como en Ciudad de México,
por timbres, campanas y silbatos
que anuncian vendedores.

Caminé banquetas nocturnas
iluminadas por anuncios y focos colgantes
bajo lonas que cubren mercancía
vigilada por rostros apacibles
ante el trajín y bullicio que conforta.

Desemboqué en espacios de pertenencia,
islas anheladas mas fugaces
que tras distintas formas preservan vitalidad
para que la tierra no sea baldía.

Buscando mi reflejo con temor en espejos y vitrinas,
caminé por rectas avenidas con rascacielos
que esconden la distancia,
y por ciudades donde la plaza central
se ha vuelto el espacio de mayor silencio.

Busqué solaz a la sombra de árboles viejos
y bajo la sonrisa de querubines en las cornisas,
donde sentí brisa de agua
─aire que anuncia lluvia, aire de luna.

Así, arropado por la ciudad y sus multitudes,
en la búsqueda inagotable por ser quien soy,
he visto que el futuro soñado se hace realidad
en el recuerdo del camino andado,
y entre dos aceras pregunto:
¿destino, hasta cuándo proyectarás tu sombra?

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