A través de veinticinco relatos cortos, Rodrigo Ramírez del Ángel explora en Tesis de la soledad la psique de un puñado de personajes que se enfrentan a la condición de la soledad, tan compleja que, retratada por la pluma del autor nacido en Veracruz, tiene la cualidad de poder ser seria y ridícula al mismo tiempo.
Aunque visible un hilo conductor en el concepto prístino —el sentimiento de estar solo en el universo— que engloba este compendio, Ramírez del Ángel deja entrever una habilidad espontánea para la originalidad enfrentada a lo breve. Existen obsesiones repetidas y hasta personajes que misteriosamente cargan los mismos nombres, un universo literario cohesivo pero no repetitivo, porque ninguno de estos cuentos se parecen entre sí. El lector encontrará frescura en cada uno de ellos, siempre acompañada de ese efecto que nos hace oscilar entre la risa y el llanto, especialmente a la hora de vernos las caras con los contundentes desenlaces de la obra reunida.
De múltiples lecturas, Tesis de la soledad es una caravana escatológica que no titubea con los escenarios de pisos vomitados, las secreciones abundantes y los comportamientos sexuales antisociales —conjetura que profundiza sobre si dichos comportamientos son la consecuencia de la soledad, o la soledad la consecuencia de ellos—, pero más allá de eso, es un libro sobre las infinitas posibilidades del abandono y de cómo los humanos nos enfrentamos a ello. Por eso, el abanico de situaciones durante las veinticinco historias pareciera infinito: hombres a los que se les entrega en bandeja de plata la posibilidad de curar todos sus males y que prefieren desechar la oportunidad; un monólogo desde las profundidades más míseras de la violencia familiar; guiños cinematográficos —puntualmente a Hitchcock y Woody Allen—; un perro parlante que responde al nombre de Rulfo —aunque más sus teorías se muevan dentro de la corriente filosófica de Schopenhauer—; suicidios grabados en programas de transmisión en vivo; coqueteos con la ciencia ficción; el cínico corazón roto de, ni más ni menos, el Destructor de Mundos; las ilusiones, todas, metidas en una bolsa de basura que es lanzada al vacío; ecos de la pandemia que se transforman en distopías apocalípticas o ritos de vacunación que revelan las muertes de los hombres a las espaldas de otros hombres.
Galardonado con el Premio Nacional de Cuento Corto Eraclio Zepeda 2022, Tesis de la soledad es un libro de audaz cinismo que nos obliga a ir de risa en risa mientras entendemos que tal vez el humor sea lo único que queda postrado ante la tragedia de estar solo.