Babosada y media sobre cine (V)

Me aficioné a una herramienta de Letterboxd, la red social donde vomitas qué películas vas viendo.

Recupero tres películas: la primera es quizá el mejor musical de los setenta, la segunda es un proyecto que no habría que dejar pasar y la tercera puede verse chorrocientas veces. No sé qué puedan tener en común Bob Fosse, Everardo González y Edgar Wright, pero pienso que los tres ofrecen una filmografía donde perderse sería la mejor señal posible.

All That Jazz (Bob Fosse, 1979)

Me aficioné a una herramienta de Letterboxd, la red social donde vomitas qué películas vas viendo, pudiendo calificarlas y hacerles reseñas, donde puedes ver cuántas veces y en qué fechas has visto una determinada película. En mi caso se trata de un dato absolutamente fidedigno, porque como el obsesivo y neurótico que soy, llevo más de cuatro años trasladando a mi perfil de Letterboxd toda película que veo. Ahí encontré que no veía All That Jazz desde agosto del 2017. Pero cómo puede ser, si aún tenía fresquísimo el número final. Pensé entonces en una idea trágica que Leila Guerriero atribuye, si no recuerdo mal, a Paul Bowles, donde éste esencialmente dice que, a pesar de que podamos pensar que nos quedan varios años con vida, serán pocas las veces que realmente nos emocionemos de aquí en adelante. ¿Cuántas veces más nos emocionará el amanecer? ¿Cuántas veces más lloraremos por un partido de fútbol? ¿Cuántas veces más realmente nos sentiremos bien con un libro? Yo no veo un amanecer desde que salí del Patrick Miller hace dos años a las seis de la mañana y no lloro con un partido desde la semifinal contra Monterrey en 2018. En lo de los libros voy sobrado por haber descubierto hace poco Zona de obras, de Leila Guerriero, pero entiendo el punto. Acumulaba ya tres años sin All That Jazz. Me puse a Bob Gideon y su último I think i’m going to die, y entonces devolví el conteo de cuántos días llevo sin emocionarme con una película al cero. Puede verse en Prime Video.

Un abrazo de tres minutos (Everardo González, 2018)

Éste es uno de los pocos (¿o el único?) documentales que he visto donde no hay, esencialmente, diálogos. Pura imagen. Diversas familias que han sido separadas por la deportación son convocadas a participar en un evento en la frontera de Estados Unidos y México que los hará reencontrarse con sus familiares en pos de darse un abrazo de tres minutos. Es desgarrador. Es desgarrador cómo se presenta con tal fanfarria un evento cuyo único fin no es otro sino dar algo tan humano como un abrazo. Felicitémonos por ser -a pesar de este mundo- humanos. Lo que en un principio es un rayo de luz se convierte en tragedia al soltar, dejar ir y volver a la distancia. Qué mierda de mundo. Es horrible ver esa búsqueda de cuerpos por pegarse al otro, ser el otro, no soltar. Everardo González es impresionante y plasma todo esto sin melodrama (o sin mucho), por más imposible que eso suene. La mejor vía, pareciera, es dejar hablar a los cuerpos. Puede verse en Netflix.

Hot Fuzz (Edgar Wright, 2007)

Aprovecho Hot Fuzz para hablar de lo que, en realidad, es la trilogía cornetto: tres películas sin unión argumentativa entre ellas –Shaun of the Dead (2004), la mencionada Hot Fuzz (2007) y The World’s End (2013)- pero que cuentan con los mismos protagonistas -Simon Pegg y Nick Frost- y, evidentemente, el mismo director -Edgar Wright-. Tres películas de autor que navegan entre el género de acción y la comedia inglesa con una maestría absoluta. Después de esto, Wright se lanzó a Hollywood para dirigir la película de Scott Pilgrim y, más tarde, la vitoreada Baby Driver (2017). A pesar de que Wright sea un director especializado en comedia y jamás se haya alejado del género, su forma de filmar acción -la edición de la trilogía cornetto es padrísima, en una tendencia inglesa que se ha acentuado con películas como Atomic o la misma Paddington que encuentran ahí su punto más fuerte- permite preguntarnos si contratarlo no sería la mejor vía para revivir la saga de Fast and Furious, por ejemplo. Pocos mejores planes para un fin de semana pandémico que despatarrarse cerca de seis horas en el sillón y ver estas tres películas. Pueden verse en Prime Video.

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