La predominancia de Twitter en la sociedad digital

En medio de las protestas masivas en la India, varias cuentas fueron bloqueadas temporalmente.

La red social Twitter vuelve a estar en el eje de la discrepancia. Si hace un par de semanas cerró la cuenta indefinidamente del expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, este lunes bloqueó temporalmente a varias cuentas vinculadas con las protestas agrarias en la India. Entre los usuarios bloqueados se encontraban activistas, famosos, comentaristas políticos e, incluso, una revista de periodismo de investigación: The Caravan. La orden del bloqueo vino dada por el Gobierno del país. El motivo fue la crítica fervorada hacia el primer ministro nacionalista hindú, Narendra Modi.

Según el Ministerio del Interior se exigió el cierre de cerca de 250 cuentas de Twitter porque supuestamente incitaban a la violencia. La orden se emitió contra las cuentas que usaban el hashtag: #modiplanningfarmersgenocide. Además, el sábado 30 de enero, cuando comenzaron las protestas, el Ministerio dijo que los servicios de Internet quedaban suspendidos hasta las 11p.m del domingo para “mantener la seguridad pública”. Según medios de comunicación locales, incluido el Asian News International, el Gobierno indio alegó a Twitter que las cuentas estaban difundiendo falsedades relacionadas con las nuevas leyes. 

Por su parte, Twitter respondió con sus políticas del soporte de ayuda con la declaración de su contenido por países sobre la suspensión de las cuentas. En ella, dice: “Muchos países tienen leyes que pueden aplicarse a los tweets y al contenido de las cuentas de Twitter (…) Si recibimos una solicitud con el alcance adecuado de una entidad autorizada, es posible que de vez en cuando sea necesario retener el acceso a cierto contenido en un país en particular”. Del mismo modo, la política de la red social es de notificar de inmediato a los usuarios y a las usuarias afectadas cuando reciben solicitudes para retenerlas, y publica las solicitudes en Lumen, un proyecto de la Universidad de Harvard. No obstante, Vinod José, director editorial de la revista The Caravan, comentó a Reuters que no habían recibido ninguna notificación antes de ser bloqueados. Fuentes cercanas a Buzzfeed News afirmaron que la orden legal provino de la TI de la India en virtud de la ley que permite al Gobierno ordenar la eliminación de contenido considerado una amenaza para la seguridad nacional y que evita que empresas como Twitter revelen información. 

Finalmente, Twitter rectificó volviendo a restaurar las cuentas seis horas después del bloqueo, y contestó al Gobierno que los tweets y las cuentas constituían libertad de expresión y eran de interés periodístico. También, confirmó que las órdenes provenían del ministerio de la TI, pero no cargaría la base de datos de Lumen ya que las cuentas fueron desbloqueadas.

La gran mediatización

Tras la creciente epidemia de desinformación las diferentes plataformas de redes sociales endurecieron sus políticas de contenidos. De hecho, el caso más notorio y reciente fue la clausura de la cuenta de Twitter de Donald Trump. Este nuevo fenómeno lanzó la pregunta acerca de la hegemonía que adquieren las empresas digitales actuando como gatekeepers del discurso público. El fundador de Twitter expresó en su cuenta: “No celebro ni me enorgullezco de que tengamos que prohibir @realDonaldTrump de Twitter, o cómo llegamos aquí. Después de una advertencia clara de que tomaríamos esta medida, tomamos una decisión con la mejor información que teníamos en función de las amenazas a la seguridad física tanto dentro como fuera de Twitter. ¿Fue esto correcto?”. El hilo de tweets que le siguen afirma que el incumplimiento del expresidente a las políticas de la red social eran más que evidentes, asimismo reconoce: “Si bien hay excepciones claras y obvias, creo que una prohibición es un fracaso nuestro en última instancia para promover una conversación saludable”. Finalmente, sentencia: “Creo que Internet y la conversación pública global es nuestro mejor y más relevante método para lograrlo. También reconozco que no se siente así hoy. Todo lo que aprendamos en este momento mejorará nuestro esfuerzo y nos impulsará a ser lo que somos: una humanidad trabajando unida”. 

Empero, volviendo a los acontecimientos recientes en India y tras las nuevas regulaciones que son diferentes en cada país, la Unión Europea en diciembre emitió dos reformas para mantener un control a las plataformas digitales. Constan de dos directivas, Digital Single Act y Digital Market Act, que entre sus medidas se encuentran multas si las redes sociales no retiran contenido juzgado ilegal o incitador al odio a requerimiento de justicia. En resumen, es una acción del poder judicial que se agrega a los controles de la propia empresa.  

Raman Jit Singh Chima, asesor internacional senior y director de políticas de Asia Pacífico de Access Now expresó: “Las plataformas de Internet deben garantizar que todas las acciones que tomen en respuesta a las órdenes gubernamentales sobre la eliminación de contenido respeten las normas internacionales de derechos humanos”. Asimismo, Nicholas Dawes, editor ejecutivo de The City New York y ex director de Human Rights Watch, se hizo eco enseguida de la censura que sufrió el medio de comunicación, The Caravan. En el hilo de tweets denuncia: “Puedes imaginar @twitter ¿arrancando sumariamente la cuenta de The New Yorker o The Atlantic después de una carta legal? La aplicación de estándares basados en los derechos humanos para la moderación de contenido a escala global puede ser difícil, pero es el trabajo al que se inscribieron”.

Del mismo modo, el director del Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo en la Universidad de Oxford, Rasmus Kleis Nielsen, expresó: “¿Te imaginas Twitter o cualquier otra empresa de plataformas haciendo algo como esto en los EE. UU., Francia o Alemania, reteniendo, por ejemplo, Atlantic, Nouvel Obs o Spiegel, sin transparencia real sobre las demandas legales recibidas? Es preocupante ver una profunda desigualdad en la gobernanza de la plataforma”.

Aunque después rectificará Twitter, como afirma Nielsen: “Pero viene después de un proceso preocupante”. Es decir, se ha sentado un precedente dejando entrever la posición de guardián que quiere obtener las plataformas digitales. Todos estos sucesos se enmarcan dentro del tsunami mediático, como explica José Manuel Pérez Tornero en la siguiente entrevista. Ahí, el director de la cátedra UNESCO Media and Information Literacy and Quality Journalism reflexiona sobre la hipermasificación como un fenómeno que esconde un trabajo sistemático y de creciente desigualdad: “Hay, por ejemplo, nueve grandes empresas de EEUU y de China que dominan la mayoría de transacciones comerciales del mundo (…) Además, todas estas empresas y plataformas han tejido una red conjunta que, en ocasiones, comparte intereses y abusa de su posición dominante (…) No hay duda de que constituyen una especie de oligopolio de empresas y personas plutócratas con muchísimo poder. Luego, está el resto de la población. Que en comparación a este núcleo de poderosos no ha dejado de perder peso en los últimos años”. La entrevista, de alguna manera, sirvió como preludio de la gran mediatización en la que está inmersa la sociedad digital actualmente.

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