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Poesía

Canto #1

Y la noche permaneció inerte, resguardando el amor que nos dimos

Dame mil y una noches
para contarte
como fue aquel día
en el le pertenecí a una muchacha
de cabellos oscuros.

Para contarte,
con tranquilidad,
que apareció como un espectro
desandando el mar.

Que me tomó entre sus
frías manos
e indicó el camino
al agua,
mientras posaba sus infinitos
labios en mi cuello,
susurrando la canción
de los canarios.

Que el viento de la madrugada
recorrió
todos los sitios,
que su tacto salado
habría de besar
unos minutos después.

Me envolvió con su danza
hasta llevarme al nacimiento
del océano,
y al llegar, se balanceó en mis brazos,
hasta que el calor
se apoderó de nosotros.

Y la noche permaneció
inerte, resguardando el amor que nos dimos,
como la única espectadora,
de la entrega de mi cuerpo
al templo de una musa pasajera.

Cuando haya terminado podremos irnos a dormir.