Cristina Rivera Garza desmonta el canon

“No me tomo a la ligera ser la primera escritora integrante del Colegio Nacional. No me gusta la palabra miembro, se oye muy extraña”, con estas declaraciones Cristina Rivera Garza arrancó la primera risa al público de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. En el encuentro literario la autora presentó en formato de libro su discurso de ingreso al Colegio Nacional, titulado Escribir con el presente: archivos, fronteras y cuerpos. Fundado en 1943, el Colegio Nacional es una institución pública dedicada a la divulgación de la cultura científica, artística y humanística que ha reunido a 110 destacados representantes de todas las disciplinas del saber, con el propósito de difundir su conocimiento para todo el público. 

En julio de este año Rivera Garza se convirtió en la primera literata en ingresar a la institución. “Ojalá que no tengamos que esperar de nuevo 80 años para que otra escritora sea parte del Colegio Nacional”, dijo y apuntó su reflexión hacia la tradición de brillantes escritoras en México. “Son muchas. Si las empiezo a mencionar, me van a faltar. Qué orgullo pertenecer al mismo linaje que Rosario Castellanos, Amparo Dávila, Guadalupe Dueñas, María Luisa Puga, Elena Poniatowska, Margo Glantz, Rosa Beltrán, Ana Clavel, y ahora otras más jóvenes como Gabriela Damián Miravete. Ojalá que estas puertas que se van abriendo sigan abiertas, que no se quede en que ya somos muchas. Eso no es cierto, seguimos siendo pocas”.   

La investigadora Alina Peña, encargada de introducir la charla junto con el director de publicaciones del Colegio Nacional Alejandro Cruz Atienza, destacó que Rivera Garza ha hackeado el canon en México porque “sus textos intervienen y rompen los marcos de la identidad literaria”. Ya en el excepcional ensayo Los muertos indóciles. Necroescrituras y desapropiación, publicado hace una década, Rivera Garza desafiaba al canon al decir que solo hay dos géneros literarios: el libro y la nota suelta. Para ella el texto es donde sucede la creación. Con esto, la ensayista, que estudió sociología en la UNAM, puso en jaque y trastocó los conceptos de originalidad y autoría, candados que amurallan las fronteras de la academia y el ambiente intelectual. “La idea del autor genial, solitario, al que vemos en fotos con muchos libros detrás y viendo hacia el infinito, le quedaba muy bien a los hombres de abolengo. ¿Por qué alguien como yo podía escribir?”, expresó la autora, que lleva más de 30 años viviendo en Estados Unidos. 

Para referirse a su labor como profesora, actualmente dirige el doctorado de escritura creativa en español en la Universidad de Houston, Texas, la escritora del poemario La imaginación pública (2015) comentó que son sus alumnos quienes más la hacen pensar y aprender. Destacó que para muchos de ellos el lenguaje inclusivo es importante, así como el uso de los pronombres elegidos para nombrarse, motivo por el que siente respeto por las nuevas maneras de expresión. Una de las reflexiones imprescindibles de su obra es que el lenguaje no nos pertenece, se reutiliza, es decir es un cuerpo colectivo, sin dominio o de dominio público; al concebirse como una manera de desafiar lo que parece intocable, el lenguaje va en contra de lo acomodaticio. Entre las figuras que han sido determinantes para su pensamiento se encuentran Gloria Anzaldúa, académica, activista política, feminista, lesbiana, escritora y poeta chicana, así como Silvestre Revueltas, el gran desobediente, como ella misma lo llama; “yo no puedo entrar a ningún lado sin estos dos”, aseguró en la FIL.

Al ahondar en la importancia del concepto de archivo en su práctica como escritora, Rivera Garza, que en Nadie me verá llorar (1999) articula las nociones de archivo, memoria y ficción, desató una reflexión sobre su hermana Liliana, víctima de feminicidio, que la inspiró a escribir El verano invencible de Liliana (2021), por el que ganó el premio Xavier Villaurrutia. “Uno cree conocer a la gente, pero no es así, tal como dicen los psicoanalistas. Yo no sabía que Liliana, por ejemplo, escribía mucho más que yo en cierta época”. Para Rivera Garza, una de las escritoras más presentes del panorama literario nacional, el archivo se vincula directamente con el pasado, “que no es una cosa cerrada. Nada se ha ido. Nada se ha borrado. Hay que reactivar lo que sigue ahí. Poner atención nos convierte en escritores”. 

Como parte del ciclo “Escritoras latines: una nueva generación”, el 5 de diciembre Cristina Rivera Garza participará en la charla “Afueramientos: las escrituras de Raquel Gutiérrez”. La crítica, ensayista, poeta, performer y educadora de Los Ángeles platicará sobre su trabajo con Rivera Garza en la sede del Colegio Nacional, en Donceles 104, Centro Histórico de la Ciudad de México, a las 18 horas.  

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