E-VA abriendo la caja de pandora

(El GIRO EPISTEMOLÓGICO DETONADO POR LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL)

Una pregunta bífida ha transformado a la humanidad a través de la historia: ¿cuál es el origen del conocimiento y cómo conocer? Sus respuestas han sido divergentes y diversas, pero algunas de ellas se han abierto paso entre las otras hasta formar un paradigma y, con base en ello, se ha revolucionado la forma en que la humanidad concibe el mundo y su estancia en él.

En la antigüedad clásica occidental los filósofos jónicos (VI a.C.), con Tales de Mileto a la cabeza, iniciaron una revolución en la historia del pensamiento humano, no tanto por su duda (¿cuál es el origen de todas las cosas?), como por su manera de hallar una respuesta: le preguntaron a la naturaleza. Y de las formas y leyes de ésta dedujeron sus respuestas revolucionarias; así nació el pensamiento crítico. Antes de estos filósofos asentados entre Grecia y el Imperio Persa, frente a las perplejidades de la existencia, la humanidad acudía por respuestas al pensamiento mágico. Este golpe de timón en la nave del pensamiento sentó las bases de un nuevo paradigma que duraría, al menos, hasta la caída del Imperio Romano de Occidente (476 d.C.). Platón resumió para siempre lo que llamaremos el paradigma jónico en la sentencia: si quieres saber la verdad, pregúntale a las cosas.

Este hito en la manera de concebir y obtener el conocimiento a través de la observación de la naturaleza y la comprensión de sus leyes, provocó un cambió drástico en la sociedad de su tiempo, pasando de un pensamiento mágico (religión) a uno crítico (filosofía, ciencia); de un modelo político elitista (aristocracia, monarquía) a la democracia; de una sociedad que tenía como modelo a un guerrero (Aquiles) a uno que adoptó como héroe a Sócrates.

Luego del cisma que resultó el fin de la Edad Clásica la humanidad se abalanzó hacia un período de más de mil años, el cual estuvo regido bajo lo que llamaremos el paradigma teológico: el origen de todas las cosas (por tanto, del conocimiento) es Dios. De ahí que la Biblia, considerada palabra escrita de Dios, fuera una verdad irrefutable. El teólogo Pietro Damiani (1007-1072 d.C.) condensó esta idea en una locución: philosophia ancila teologiae. Ya la escolástica usaba la filosofía para explicar los misterios de la fe.

En este mundo medieval la filosofía está al servicio de la teología. Considerada esta última como una forma de conocimiento más alto que aquélla. Ante este nuevo giro, con Dios como centro, en la forma de adquirir y justificar el conocimiento, la teocracia se volvió el nuevo sistema de gobierno, uno centralista y autoritario; la filosofía y la ciencia fueron sistemáticamente reprimidas, puesto que atentaban contra la verdad revelada en La Biblia y por lo tanto al sistema que celosamente resguardaba la iglesia; el modelo de vida era un ser humano sometido a la obediencia del Papa como vicario de Dios y líder de la iglesia universal.

Las pestes, la caída de Constantinopla (1453 d.C.), la caída de Tenochtitlán, significaron también la caída de más de un milenio de sometimiento del pensamiento crítico ante la teología. La humanidad dejó atrás el medioevo y entró briosa en una nueva etapa: el Renacimiento, el cual ayudó a romper con las ataduras eclesiásticas impuestas a la razón. Para que posteriormente, estas correrías del conocimiento, cristalizaran en una suerte de imperio racional en el Siglo de Las Luces (S. XVIII). Aquí aparece René Descartes (1596-1650 d.C.), quien da otro giro a la llave del conocimiento, donde ni la naturaleza ni Dios, sino la razón, era la fuente del conocimiento.

Este cambio que llamaremos paradigma cartesiano fue acuñado por el filósofo francés en una de las sentencias más populares de la filosofía: cogito ergo sum (pienso, por lo tanto, existo), ahí se instaura un nuevo paradigma donde el sujeto pensante y su expresión (la razón) son el origen del conocimiento. Bajo este paradigma cartesiano, o subjetivismo, donde la objetividad se basa en la subjetividad, vivimos actualmente. Del sujeto como origen del conocimiento proviene la importancia actual del individuo y sus implicaciones políticas y sociales; la creación de la idea moderna de la libertad individual y los derechos innatos de una persona, lo que nos hace intolerantes a formas de gobiernos autocráticos, puesto que nuestros derechos individuales son la base de un gobierno preferible por nuestro pensamiento (aún) moderno en plena época posmoderna.

E-va ante la caja de Pandora

Las revoluciones remueven hasta sus cimientos a una civilización emergiendo un mundo nuevo de los despojos del viejo y actualmente estamos en el centro de una revolución científico-tecnológica, la cual ha desembocado en la creación de una singularidad: la Inteligencia Artificial (AI, por sus siglas en inglés). Ante el surgimiento de un nuevo ente pensante artificial paralelo a un ente pensante natural (biológico) donde la inteligencia humana comparte su estatus como fuente del conocimiento con la Inteligencia Artificial, sobreviene un giro en la manera de concebir y crear el conocimiento. Y, por tanto, un nuevo orden global, ya que, como demostramos líneas arriba, toda civilización tiene como base una teoría del conocimiento.

Todavía no tenemos un nombre oficial para este nuevo paradigma, yo propongo: paradigma de la Inteligencia Artificial o sencillamente paradigma AI (AI Paradigm en lengua inglesa), el cual es un giro epistemológico que desplaza a la inteligencia biológica como base del conocimiento, además de identificarlo y nombrarlo, también podemos vislumbrar tres de sus repercusiones más importantes e inmediatas en la civilización como la conocemos:

El desplazamiento del ser humano como creador y fuente del conocimiento: ante las nuevas tecnologías que tienen como base la AI (ChatGPT o Dall-E) el ser humano se está viendo superado y hasta desplazado en su papel de ente pensante y creativo. En el primer caso por la capacidad del bot de tener todo el conocimiento disponible en un solo sitio de manera inmediata, el segundo por crear obras de arte precisas y creativas en segundos a partir de instrucciones básicas.

Una revolución en el comercio global: es evidente que la AI ayudará a resolver problemas complejos para las empresas o emprendedores, lo cual contribuirá a la eficiencia y la productividad en industrias de diversa índole. Como contraparte habrá un desplazamiento de la mano de obra humana debido a la mayor eficiencia y menor costo que brindará la AI para dar solución a los problemas de las empresas, asimismo habrá una reorganización en los roles de trabajo debido al requerimiento de nuevas habilidades ante la llega de ese agente de cambio llamado AI.

Un nuevo orden político: el advenimiento de la AI tendrá enormes repercusiones en el sistema político como lo conocemos, verbigracia; habrá cambios significativos en la manera en que se toman las decisiones políticas, ya que la AI proveerá información privilegiada a quien la posea, con base en dicha información cambiará la forma en que los políticos interactúen con la ciudadanía, ya que a través de la AI podrá conocerse de manera más profunda, precisa y en el acto, el humor de la población y, en consecuencia, la clase política redirigirá sus estrategias de campaña y de gobierno, un ejemplo sería el desarrollo de nuevos modelos de interacción en tiempo real entre políticos y ciudadanos.

Eva y el árbol prohibido del conocimiento, Pandora y su curiosa caja, son mitos que nos gritan desde la caverna de las edades oscuras, que el conocimiento es un arma de dos filos. Y como toda herramienta su uso benéfico o malicioso dependen del usuario (el ser humano). En ese sentido la AI es una caja de pandora que estamos abriendo, una manzana que estamos mordiendo, solo el tiempo y nuestras decisiones forjarán una respuesta al grado de bondad o maldad que nos depara ante el advenimiento de la AI.

Ameht Rivera (Chiapas, México, 1982) Escritor y editor. Ha publicado los libros: Alebrijo Librejo (Chiapas; abril, 2011), Rosas i Spinettas (Puerto Rico, 2012), además de Hipocampos (Chiapas, 2016) y Cantos de una ceiba esdrújula; (Guadalajara, 2017). Ha publicado artículos, ensayos y cuentos en diversas revistas digitales de México e Hispanoamérica. Fue beneficiario de la beca del PECDA (Chiapas, 2015), en literatura, por la obra Cantos de una ceiba esdrújula (poemas alquimistas). Asimismo, cursó el Diplomado como Mediador de Lectura por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM, 2017); fundador y CEO de la editorial Ala Ediciones, cuyos títulos circulan a través de las librerías EDUCAL y Fondo de Cultura Económica. Ha impartido el taller Laboratorio literario, técnicas vanguardistas para una literatura creativa, en México y Guatemala; organiza desde 2009 el Festival Mesoamericano de Poesía (FMP) que se lleva a cabo anualmente en la Frontera Sur de México.

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