En Japón no hablan subtitulado (1): Al clavo que sobresale le espera el martillo

Los individuos con talento son valorados, pero se espera que pongan este talento al servicio del grupo

El aspecto básico para entender la sociedad japonesa es que se trata de una sociedad grupal. La identidad del individuo, a ojos de los demás, está definida en buena parte por los colectivos de los que forme parte: escuelas, empresas, clubes, profesión… Esto no significa que no se valoren sus características individuales, sino que estas se entienden en el marco de un colectivo. Se fomentan las habilidades individuales, pero se espera que se pongan al servicio del grupo –la empresa, el club escolar, etc– para contribuir a su prestigio, más que usarlas para su propio beneficio.

La importancia de la pertenencia al grupo es tal que genera problemas de aceptación en aquellos que no pueden llevar una vida a la altura de lo que se espera. Entrar en una escuela o universidad prestigiosa es algo socialmente muy valorado, que somete a muchos estudiantes a una gran presión que puede desembocar en depresiones e incluso suicidios cuando sienten que han “fallado” a las expectativas que se tenía de ellos. Haber cambiado de trabajo con frecuencia –y por frecuencia entendemos 5 años o incluso más– es visto como una falta de lealtad profesional y una mancha negra en el currículum que puede suponer una gran barrera a la hora de buscar nuevos empleos.

Hay un proverbio japonés que dice que “al clavo que sobresale le espera el martillo” y que recalca, por un lado, la importancia de no salirse de los cauces establecidos –por ejemplo, negándose a seguir una carrera universitaria para dedicarse a las artes–, y por otra la represión del individualismo. Existe, sin embargo, un matiz: los individuos con talento son valorados, pero se espera que pongan este talento al servicio del grupo; de lo contrario, se les podría considerar egoísta y despertar las envidias y críticas de sus compañeros.

Esto representa un problema especialmente en los ambientes escolares, en los que alguien puede ser rechazado por el grupo si no consigue adaptarse: estudiantes introvertidos o solitarios, que no participen en los clubes ni actividades de la escuela, pueden acabar condenados al ostracismo. Y en una sociedad grupal como la japonesa, esto es especialmente duro. Al mundo estudiantil estará dedicada la próxima entrega de esta serie.

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