En Japón no hablan subtitulado (2): El micromundo escolar

A medida que las nuevas generaciones van dando más importancia al individualismo, el país insular intenta reinventar un modelo que constituye parte integral de su carácter como sociedad.

Si bien Japón se encuentra entre los primeros países del mundo en calidad de vida, esta no viene regalada. Crecer allí no es ninguna ganga: es una cultura que valora como pocas el esfuerzo y el trabajo duro, pero a menudo falla en solucionar los problemas que tanta presión provoca en sus estudiantes y en abordar la diversidad individual.

El sistema educativo japonés se compone de cuatro etapas: la escuela elemental, la secundaria media, la secundaria superior o preparatoria y la enseñanza superior (universidades o colegios profesionales). Solo las dos primeras son obligatorias, aunque la gran mayoría de estudiantes (alrededor de un 95% según datos oficiales) pasan también por la preparatoria. Puesto que socialmente se valora mucho el estatus profesional, ya desde la secundaria media hay una gran presión sobre los alumnos por tener un buen rendimiento académico: a finales de los años 80, una fuerte crisis económica puso fin al “milagro económico” japonés y encontrar un buen empleo se hizo mucho más difícil.

Senpai y kôhai

En Japón la veteranía es un factor importante en las relaciones interpersonales, tanto que toma forma en un tipo de relación muy distintiva de la sociedad nipona: la de senpai y kôhai. Estas palabras significan, respectivamente, “compañero antiguo” y “compañero nuevo”, y se refieren a personas que integran la misma organización (escuela, trabajo, club deportivo, etc.) pero que entraron en ella en diferentes periodos: coloquialmente, equivaldría a miembros “veteranos” y “novatos”.

Se espera que entre senpai y kôhai se establezca una relación de aprendizaje y guía, una idea basada en la filosofía confuciana: el senpai tiene la obligación moral de proporcionar ayuda y ejemplo a su kôhai, y este a su vez debe aprender de él y respetar la experiencia del senpai. Se trata de una relación de interdependencia: un senpai no lo es por el mero hecho de llevar tiempo en una organización, sino en el momento que tiene a un miembro más nuevo a su cargo, que se convierte en su kôhai.

Esto, sin embargo, puede derivar en una relación de poder en la que los veteranos, en lugar de ofrecer guía y apoyo, abusen de los miembros más novatos. Este problema, que ha estado presente durante mucho tiempo, aflora cada vez más a medida que las nuevas generaciones se rebelan contra el conformismo social y se niegan a pasar por alto los abusos de poder de algunos de sus senpai. Esto se da especialmente en los clubes escolares y en particular los de deportes, en los que se espera que los miembros novatos se ocupen de las tareas rutinarias y, aunque sean buenos, no eclipsen a los más veteranos.

Los clubes escolares

Las clases suelen durar hasta alrededor de las 3 de la tarde, momento en el cual inicia otra parte muy importante de la vida escolar en Japón: los clubes. La mayoría de estudiantes pertenecen a uno de los muchos que hay, que se dividen en dos grandes tipos: los deportivos y los culturales (que también abarcan ciencias y artes).

Los clubes escolares ofrecen a los estudiantes un balance a la presión de los estudios, permitiéndoles desarrollar sus intereses personales y tal vez descubrir su vocación. También desarrollan aptitudes y valores como la cooperación y el esfuerzo, que deberán poner en práctica en la vida adulta. Como todo en la sociedad japonesa, los clubes funcionan como un colectivo y constituyen un aprendizaje práctico de las dificultades y recompensas del trabajo en equipo por un objetivo común.

También permiten hacer amigos con intereses comunes, con los que se suelen organizar actividades. Los festivales culturales son uno de los eventos más importantes en las escuelas secundarias y universidades, y los diferentes clubes compiten por llevarse la atención y, de paso, conseguir algo de financiación externa. En las encuestas, muchos estudiantes citan el tiempo pasado en sus clubes como la faceta de su vida escolar que recuerdan con más cariño. Su importancia es tal que a veces los clubes de una escuela o universidad son un factor decisivo en la preferencia de los estudiantes para matricularse en una institución u otra; de nuevo, esto se da especialmente en el caso los clubes deportivos.

Luces y sombras de un sistema

La vida escolar en Japón es un micromundo en sí mismo, con sus facetas positivas y negativas. Se han criticado problemas como el abuso de poder, el bullying o el ostracismo que afecta a aquellos estudiantes que no consiguen integrarse. Asimismo, la presión por seguir una carrera académica exitosa es causa de muchos problemas psicológicos que en ocasiones acaban con el abandono del entorno social, la reclusión en casa (los hikikomori, de los que hablaremos en otra entrega) o incluso el suicidio.

A medida que las nuevas generaciones van dando más importancia al individualismo y rechazan el conformismo con los problemas del sistema educativo, Japón intenta reinventar un modelo que constituye parte integral de su carácter como sociedad.

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