Jordania contada por ellas

Lucía Sanagustín narra la historia de Nariman, Dalia, Salma y Nour para explicar Amán alejándose de los convencionalismos.

De Jordania se habla poco o nada en los medios de comunicación; sin embargo, lo más probable es que el Reino Hachemita os suene, sobre todo, por su increíble ciudad esculpida en la roca hace miles de años: Petra. Pero, la realidad es que si alguien busca noticias sobre Jordania en un periódico, dará, con suerte, con alguna columna de información escondida. Y, en la mayoría de los casos, esa información estará relacionada con muertes, o con ofensivas militares y desacuerdos diplomáticos. Casi nada más. En los mapas es un punto minúsculo, pero está situado en uno de los lugares más calientes del planeta: limita al norte con Siria, al este con Irak, al sur con Arabia Saudí y al oeste con Israel y Palestina. Tal vez por su situación geográfica es difícil no asociarlo a guerras y conflictos. 

Pero hablar de números y datos es, al fin y al cabo, una descripción pobre de un país y una forma simplista de catalogarlo. Sobre todo distante de describir. Porque en Jordania no hay números, sino diez millones de personas. Y entre ellas, un poco más de la mitad son mujeres. Cada una con una vida propia e irrepetible. Y eso es justo lo que trata de hacer Nisa, Amán contado por ellas: narrar la historia de Nariman, de Dalia, de Salma y de Nour. Mi condición de mujer me facilitó acercarme a ellas y mediante una escritura fresca y ágil cuento sus más íntimos secretos y mis propias experiencias durante la estancia en el país. 

Nariman es la primera de las protagonistas, una chica de treinta y cuatro años que estudió inglés y español como especialidad en la Universidad y le dedicó tanto empeño que en cuatro años ya leía a Cervantes y a Neruda. No está casada, y supera la media de edad, con creces, para ser madre en Amán: una media que está, aproximadamente, en los veinticuatro. Su personaje nos descubre la realidad de una joven que intenta sortear los escollos de una estructura social asentada en la que las mujeres casi siempre lo tienen más difícil. Dalia es la madre de Nariman y la segunda protagonista del libro. Es refugiada palestina y ha dedicado su vida a sus cuatro hijos, y a la cocina. A través de varias conversaciones entre los fogones de su casa, nos traslada a los aromas más singulares y característicos de la cocina de oriente medio. 

Salma es una mujer adinerada y liberada que vive en uno de los mejores barrios de la ciudad. Es enérgica y entrañable, pero la crisis matrimonial que sufre con su marido le obliga a replantearse su vida: ¿reinventarse? ¿aguantar o el divorcio? El lector conocerá sus más íntimos pensamientos en los cafés más exclusivos de la ciudad. 

Nour es la última protagonista del libro. Se trata de una niña de diez años que pasa gran parte del día jugando en la calle con sus hermanos. Sus deseos y ambiciones nos dibujan el posible futuro de las mujeres en Jordania, un país que, contrario a lo que se piensa, ofrece un discurso social y cultural más complejo que una amenaza latente de guerra y Petra como maravilla del mundo moderno.

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