La decapitación de San Juan Bautista

Un espesor de antaño, resbala por mi garganta.

Corre la sangre del profeta,
carmesí brota impasible
de su cuello,
así empañando el casamiento
de amores nacientes,
desaparece aquél que dio paso 
a un mundo nuevo;
agotado,
resucito en el existir,
siento el sudor empapar 
mis prendas,
un espesor de antaño 
resbala por mi garganta,
paso los dedos
y descubro 
el crúor.

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