Los dilemas morales de Todo ha ido bien

Cuando un tema causa polémica y polariza, el arte puede ser un mediador para abordar las diferentes perspectivas y actuar como un agente imparcial con miras a que el espectador pueda reflexionar sobre su propia postura.

Es por esto que una película como Todo ha ido bien (Tout s’est bien passé), de François Ozon, resulta tan refrescante e impactante. Se trata de un drama con un conflicto interno que te atrapa, que resulta en apariencia tan simple pero que de fondo cuestiona todos los tabúes e ideas preconcebidas que tenemos acerca de la muerte asistida.

Si bien aún existe un debate ético y moral alrededor de este tema, hay países donde es aceptado y otros donde no lo es. Todo ha ido bien nos presenta la historia de Emmanuèle Bernheim, a la que su padre hospitalizado le pide ayuda para terminar con su vida.

Es evidente que esta circunstancia deja al personaje con un dilema moral interno, pues por un lado ella quiere cumplir el deseo de su padre, pero por otro lado no quiere vivir el proceso de verlo morir; sobre todo sentir sobre sus hombros la carga de su muerte.

A partir de esta premisa, la película nos sumerge en la relación padre e hija. Mediante flashbacks podemos dar un vistazo a su relación cuando ella era una niña, aquellos momentos que la marcaron. Por lo que, a marchas forzadas, intenta aprovechar los últimos momentos en la vida de su padre para intentar sanar las heridas que nunca cicatrizaron.

Parte de vivir un duelo es el ya no poder cerrar los ciclos que se quedaron abiertos, ya no poder decir cosas que no se dijeron o no poder solucionar problemas que quedaron pendientes.

Quizá tener la posibilidad de saber el momento en que ese ser querido se va para siempre, nos hace poder valorar mas su compañía, dejar rencores atrás y disfrutar de esos pequeños momentos que hacen que la vida sea hermosa.

Por todo esto, puede parecer contradictorio que una película que aborda el tema de la muerte asistida realmente pueda hacernos pensar en el valor de la vida, qué estamos haciendo con ella y cómo estamos relacionándonos con nuestros cercanos.

Estamos, sin duda, ante una película para reflexionar.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *