Los esclavos del coltán

La República Democrática del Congo, ubicada en el corazón de África, es un país rico en recursos naturales y posee aproximadamente el 80 por ciento de las reservas mundiales de coltán. El coltán es un mineral clave para el desarrollo de las unidades de almacenamiento de energía. Los dispositivos electrónicos que utilizamos todos los días, como un celular o una tablet, requieren de este mineral para poder funcionar ya que sirve principalmente para potenciar las propiedades de otros metales como el litio, el componente más utilizado en las baterías. Por ello, el coltán es codiciado por las empresas multinacionales de telefonía que buscan que las baterías de sus dispositivos duren más.

​Como consecuencia, una gran cantidad de personas trabajan en minas bajo condiciones deplorables para extraer este mineral. Los trabajadores deben cubrir largas jornadas laborales sin equipo básico de protección y se enfrentan a grandes complicaciones de salud debido a su exposición al polvo tóxico del coltán. En este contexto, la explotación infantil es alarmante. La UNICEF denunció que en el país existen miles de niños menores de 12 años trabajando dentro de las minas ya que su trabajo es idóneo para extraer el mineral del interior.  Mientras el coltán facilita nuestras vidas, los congoleños viven un infierno a causa de la explotación laboral e infantil.

​La guerra por el coltán no solo afecta a la población, sino que arrasa con la fauna y flora local. La demanda del coltán podría acabar con los últimos gorilas de las montañas congoleñas. El número de gorilas de Grauer se ha reducido alarmantemente en los últimos años debido a la extracción tanto legal como ilegal del coltán y la destrucción de su hábitat natural. Actualmente esta especie está catalogada en peligro crítico de extinción. Por otra parte, pueblos enteros han quedado vacíos debido a las hambrunas y la migración hacia los territorios con yacimientos de coltán. La erosión de la tierra y los incentivos para buscar este mineral impulsan a muchos campesinos a cambiar la ganadería por la mina.

​La explotación y el contrabando de los minerales que se encuentran en el Congo se deben en gran medida a la demanda internacional de productos electrónicos. Ante la presión internacional, compañías telefónicas se han esforzado para mejorar la transparencia de su cadena de suministros y tener un mayor control de las minas con las que trabajan. Sin embargo, la informalidad, el difícil acceso a las minas y la falta de regulación de la labor minera complican este escenario. A pesar de los  esfuerzos para mejorar esta situación, la cuestión de los recursos naturales y los derechos humanos continuará siendo un tema de importancia en el futuro. Es momento de que las grandes empresas tomen responsabilidad en la extracción de los materiales con los que se hacen sus productos.

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