Foto: Metro CDMX

Foto: Metro CDMX

Malas decisiones

Me duelen los pies. Tengo cuatro horas caminando en el Centro de la Ciudad de México buscando… ¿Qué carajo vine a buscar? ¿Vine a buscar o vine a tratar de encontrarme? Lo único que encontré es dolor de pies. Mis tenis cómodos parecen tenis de lona viejos. Suela de porquería.

Ya me voy a lo de mis compas de Tlatelolco. No me quiero subir al metro. ¿Para qué me subo? Es hora pico y está atascado de gente; y me caga bajar escaleras; seguro que ahora debe haber gente bestia que se pone a hablar por el móvil recargada en el barandal derecho, siempre haciendo todo más difícil. Estación Centro Cultural Universitario. Solamente falta una para llegar.

¿Me subo o no me subo? Carajo, es que ya me duelen los pies y caminar en vez de subirme implicaría otros 10 minutos. Mira si me voy a hacer el guapo pagando cinco pesotes por no caminar otros 10 minutos después de que ya caminé cuatro horas y tanto. Pero ya quiero llegar y me estoy meando. Valoro ese estúpido y sensual sillón viejo donde duermo mientras se me destapan las patas. Estúpido y sensual. ¿Qué es esto, eh? ¿2010? Bueno, venga, lo pago, que igual mejor me gasto los cinco en el metro que en un mazapán de chocolate que sólo me jode los putos hábitos sanos. Chocolate. ¿Qué va a ser chocolate eso? ¿Qué va a ser?

Centro Cultural. Bueno, venga. Fila de porquería. ¡Deje de pagar dos boletos con un billete de 500! ¡No mame! ¡Respétese, ñor!

Lo que suponía, hasta el repitísimo de gente. Me alegra traer chamarra con bolsas adentro. ¡Lero, lero! A ver a quien bolsean hoy, ¡idiotas! Ámonos hasta atrás, que capaz ahí me toca menos gente. Imagina, minuto y medio sentado de los cinco que va a durar el recorrido. Mal negocio, eh, pero negocio al fin.

Uno, dos, tres, cuatro vagones y no me puedo subir. Carajo, ya hubiera llegado a lo de mis compas. Ya se han de haber acabado el espaguetti rojo que tanto me gusta. Debí prepararlo hasta que volviera, aunque me dolieran los pinches pies. ¡Puta madre! ¡Pinche dolor de pies! No, pero no, no hay que ser culeros, ya van a dar las cinco. Imagina tenerlos sin comer hasta las cinco. Ya está, me pido una pizza, paso por un agua mineral de sabor de camino y ya está, seguro hay una tienda cerca donde acepten tarjeta, que es la Cedemequis y esas cosas son normalitas.

Quinto vagón, ¡wiiiiii, viene vacío! ¡Cerdo! No se paró. ¿Ahora quién carajo nos va a devolver la dignidad que nos sacaron entre el sistema y el chofer? Sólo faltó que estiráramos el brazo para quedar como provincianos. Si el sexto no es el bueno, me salgo y me voy caminando a Tlate, ya luego veré cómo recupero mis cinco pesotes, capaz mañana, que cuando me subo no hay tiras en los torniquetes. Una de cal por dos de arena.

Ahora no puedo salir de acá por el gentío. Mira si soy idiota para tomar decisiones. Nada más falta que me ganen las ganas de mear y justo en el rinconcito donde no parece haber nadie, me atrape el poli al que quería esquivar ayer.

Por fin afuera. Extrañaba tomar el aire fresco. Por fin me puedo quitar el cubrebocas de mierda. A jalar aire como si acabara de salir de la alberca. Carajo, me duele la nariz de lo frío que está.

Son como siete cuadritas nomás a Tlate. Si me tocan todos los peatonales en verde capaz llego como en siete minutos y medio. ¡Venga, pies! Aceleren el maldito paso, les prometo apapacharlos llegando al depa. Nomás no se les ocurra andar muy apestosos, no deberían haber sudado con este frío de porquería.

Ya está, ¡Tlate de mi cora! Orita busco una tiendita donde acepten tarjeta. Mierda, me acabo de acordar que la que sí jala, está dentro del metro. Pues venga, me meto.

¿Qué carajos hace el ‘Melenas’ González en el andén? Pero si hace semanas lo coreaba medio Estadio Azteca. Sí la armaba con los Borregos. ¿No le da miedo que se arme un cagadero por la gente que lo reconoce? Nadie lo reconoce. Todo el mundo está más preocupado por cuidar el móvil y la cartera.

No jala la tiendita esta. Vámos para afuera. Por esa escalera seguro que salgo antes. ¡No mames! ¡Está bloqueada! No voy a alcanzar a treparme por el barandal de junto. Vaya forma pendeja de morir sería esa. «RIDÍCULO», diría el Extra en su portada. Ni modo, hay que bajar y volver a subir por la que está atascada de gente. Las mayorías a veces sí tienen razón. Ni modo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *