Mi madre en los espejos

Mama:

Desde que empecé a viajar te he encontrado en todos los espejos de todos los países y todas las ciudades en las que he vivido.

En Marrakesh, aquella noche en la que rompí a llorar por perderme las Navidades en familia, te miré en el espejo del restaurante en el que trabajaba y me recordaste lo fabuloso que es gozar de la libertad de elección y que la decisión de seguir viviendo la experiencia árabe recaía únicamente en mí.

En Pisa, cuando la despedida de una relación imposible me quebró la voz, te miré en el espejo del aeropuerto y me recordaste la fortuna de haber vivido un amor sereno, cuidadoso y desinteresado que fue eterno el tiempo que duró.

En Besançon, cuando la búsqueda de empleo se convirtió en una misión imposible y la desilusión invadió mi mente, te miré en el lago de la Gare d’Eau y me recordaste que con perseverancia y paciencia todo llega, aunque a veces se demore más de lo que nos gustaría.

Me has criado desde tu libertad, con tu amor incondicional y con el esfuerzo de una madre soltera.

Gracias a ello, si me pierdo en cualquier ciudad de cualquier país, tienes el don de aparecer en mi reflejo, cuando me miro en cualquier espejo.

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