Intenta arrancar cada borde
de nuestra desgastada piel.
Somételos a los fríos hierros de cada jaula
a la que nos intentaron meter.
No pretendas ahogar nuestras penas
con las monedas de oro que nos reclamaron
como suyas.
Calla tus sermones y desenreda
cada injusticia cometida.
Libera los eslabones que sumergiste
en la cárcel mental de la que eres
prisionero.
Mira los cielos llenos de humo
verde y morado.
Toca todas las anónimas balas
con bordes culposos de vida robada.
Abre cada boca callada y eleva
los gritos que exigen
justicias llenas de glorias robadas
y miseria arrastrada.
Mira todos los hombros llenos de peso
en cada una de nosotras.
Limpiaremos las lágrimas que escurren
por nuestra cara marcada.
Que, entre toda esta bruma,
seremos libres.