Muros

Agarré de la mano a la disputa y me llevó a una habitación de una vitrina del distrito De Wallen, en Ámsterdam.

Me preguntó qué me gustaba, y yo le respondí: “charlar”. Intercambiamos fluido oral.

Lo hicimos con una amplia diversidad de opiniones.

Fue tal el intercambio de ideas que me daba miedo el fecundo mental.

Eso sí, nos pusimos protección antes de discutir porque sabíamos que todo esto salpicaría.

Estuvimos treinta minutos, así lo estipula el servicio “básico”.

Ella me contaba que era de Europa del Este. Vino a Ámsterdam para no morir de hambre.

De su familia no sabe nada y el dinero que gana es para pagarse la vitrina.

-“Muchos turistas que vienen llevan marcadas a fuego las dos efes. “Follar y fumar”-Me explicaba.

“Es más, parece que nosotras somos animales enjaulados cuando los animales son ellos cuando babean en frente de los escaparates.

El gobierno holandés lo permite ya que es reclamo turístico, de hecho, hay una escultura llamada “Belle”. Hace apología a una prostituta llamada “Roxanne” de la cual Sting se enamoró y le dedicó una de sus canciones. En esta escultura se puede apreciar a una prostituta apoyada en el marco de una puerta sugiriendo que entres, y una placa debajo con una inscripción donde se puede leer: “Respect sex workers all over the world”.

Estoy a favor con el trabajo que hizo y con la reivindicación plasmada en su inscripción pero ¿Sabe Els Rijerse, autora de esta escultura en qué condiciones se encuentran las trabajadoras sexuales de otras partes del mundo? ¿Yo debería estar agradecida por tener controles médicos? ¿O qué no me hayan realizado la ablación?

Es indignante que muchos turistas vengan en busca de esta estatua. Y lo más espeluznante es, qué si te da por mirar al pavimento en las cercanías de Oude Kerk, puedes encontrar otra escultura de una mano que simula agarrar un seno. ¿Sabes lo qué representa para mí? Humillación, porque, si fuese al contrario y en vez de ser una teta fuese una mano agarrando un pene, se vería con aires de superioridad y con carácter hegemónico. Se nos catalogaría como unas desesperadas, necesitadas de sexo. Seguiría sin existir el respeto hacia a la mujer.

¿Sabes lo peor? Cuando tengo un cliente, ni siquiera me pregunta el nombre, solo ven un objeto que les otorga un servicio durante un tiempo estimado. Muchos clientes son padre de familia, otros, clientes habituales que vienen porque se han enamorado.

Me pregunto si saben algo del amor después de haberse vaciado.
Son bestias desbocadas con carencias emocionales, pero me piden una felación y la emoción aparece.

En 2018 sacaron una ley en la que ya no se nos pueden fotografiar. Los guías turísticos deben acreditar una licencia oficial para poder ofrecer excursiones. ¡Excursiones!
¡Cómo si esto fuese un zoológico!

Es triste que Ámsterdam, capital mundial de las bicicletas y con la iniciativa “Aire limpio 2025” establecido en el año 2016 que implementa programas para convertirla en la primera capital Cero Emisiones de Europa para luchar contra el cambio climático, no aprobarse hasta dos años después, una medida para mitigar la permisividad que envuelve este circo turístico mediático de drogas y prostitución.

Por suerte o por desgracia no tengo hijos pero, si los tuviera, no me importaría explicarles a que me dedico, puesto que es un trabajo más, de hecho uno de los más antiguos, es más, muchas compañeras disfrutan ejerciéndolo. No hay nada de que avergonzarse.

De hecho hay una guardería, “Princesa Juliana” que está ubicada entre dos burdeles del Barrio Rojo. Qué padres y madres tengan que atravesar el Barrio Rojo para recoger a sus hijos/as, deconstruye el estigma que envuelve esta profesión. Trabajas el respeto y la humildad además de normalizar la situación.

Estamos hartas de revindicar seguridad, mejores condiciones y sobre todo, respeto. Si esto fuese a la inversa y los hombres ejercieran como trabajadores sexuales, no reclamarían estos tres conceptos porque los ampara la masculinidad hegemónica establecida en la sociedad, es más, si nosotras fuésemos clientes, llevaríamos inherente la palabra “respeto” por haber recibido injurias y maltrato.

Y no significa que, por el hecho de haber nacido mujer, debamos satisfacer las necesidades de los demás, porque el sexo es una cosa de dos.
No tenemos porque luchar para mejorar nuestras condiciones laborales sino, cambiar el discurso masculinizado.

Tenemos que romper con los estereotipos, chistes machistas que están tan permeados y asumidos, tanto en hombres como en mujeres que, acaban siendo aceptados, condicionando nuestro rol en la sociedad.

Esta es una ciudad preciosa pero, la cantidad de turistas que vienen a visitar la ciudad se magnifica cada año por este “divertimento turístico”.

La educación es la que debe romper con este estigma y establecer la prostitución dentro de la categoría de profesión y no como una obligación para satisfacer las necesidades del cliente”.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *