Relámpagos brotan en mi piel
testigos de muchas tormentas,
el tiempo cauteriza los silencios,
los espacios vacíos que perdimos.
Vestigios
Pedazos de escombros que respiran
bajo el diluvio que me habita,
instantes revelados en heridas y cicatrices;
marcas de vida que transitan
por las venas del tiempo que me queda.
Aquí las líneas de mis manos
no tienen ni futuro ni pasado,
mi único presagio,
que tiene cuerpo de camino,
es la línea entre tú y yo,
y ha de llamarse infinito.
Y nos habremos de encontrar
en un trozo de cielo,
el día que decidas
que debo emprender el vuelo.
