Cuando desembarqué en su Diario de Londres, me conmocionó descubrir que Diego Gómez Pickering encarnaba la figura del diplomático devenido en contador de historias. Con el tiempo me di cuenta que el viajero había irrumpido mucho antes y que, en realidad, pertenecía a una genealogía más robusta: la de los escritores nómadas.
Con la publicación de África, radiografía de un continente, una compilación de crónicas y entrevistas publicadas en diversas revistas literarias, diarios y suplementos culturales, Gómez Pickering reclama por derecho propio un lugar preponderante dentro de la narrativa viajera en México. Esto cobra una dimensión particular si atendemos el fenómeno del periodismo y la literatura de viajes como entes eminentemente marginales, condenados a los extramuros de las estanterías de las librerías y los confines de las secciones culturales e internacionales.
No exagero cuando digo que el más reciente libro del otrora corresponsal de la revista Proceso y embajador de México en Reino Unido debería ser interpretado como un milagro, puesto que a la par que nos sensibiliza con la historia sentimental de un continente reducido a un panfleto colonialista y bañado en exotismo, nos descubre sitios inexplorados, inalcanzables e inabarcables en clave latinoamericana.
En esta obra, Diego ha delineado fina y generosamente una ruta que nos ayuda a entender la África subsahariana del siglo XXI, cuya radiografía se construye, inevitablemente, por las cicatrices que dejó el expolio occidental, la repartición de territorios y los conflictos tribales desencadenados por la injerencia extranjera en la configuración de un nuevo tablero geopolítico.
El recorrido propone convertirse en nuestros ojos para entender el traumático y silenciado proceso posindependentista en Sudán del Sur, la heroica lucha por la autodeterminación del pueblo saharahui —crónica publicada originalmente en este portal— y el drama inherente a la ruta migratoria a Canarias desde países como Senegal, Mali y Costa de Marfil; pero también da pistas para abordar la herencia de la Revolución Cubana en Angola, el testigo del legendario explorador británico David Livingstone en Malawi y la influencia francesa en el archipiélago de las Comoras, en los límites del océano Índico.
Con más de tres décadas recorriendo África de norte a sur y de este a oeste, Diego Gómez Pickering ha emulado las hazañas de los viajeros antiguos, conquistando el desierto del Sahara, del delta del Nilo o las planicies del Serengueti; aunque fundamentalmente ha servido de portavoz de un continente que se ha impuesto con gran dignidad a epidemias, hambrunas, guerras civiles, ataques terroristas e intervenciones sin renunciar a su inextinguible riqueza e identidad cultural.
Ya lo decía el también cronista viajero Xavier Aldekoa: no hacen falta más libros sobre África, sino desde África.