By the pricking of my thumbs, Something wicked this way comes.
Macbeth
Lo que ya sabíamos
Para su primer proyecto en solitario, lejos de su hermano y gemelo creativo, Joel Coen eligió adaptar una obra emblemática y eterna de la literatura universal.
Si bien al principio sus adaptaciones, en colaboración con su hermano, tendían más hacia los géneros y caricaturizarlos —Miller’s Crossing parece sacada de la pluma de Dashiell Hammett; The Big Lebowski es una sátira a Raymond Chandler y O Brother, Where Art Thou? es una adaptación muy, pero muy libre de la Odisea—, se fueron haciendo cada vez más concretas y fieles al material de origen —No Country for Old Men y True Grit son westerns, distintos entre sí, pero ambos preservan la esencia de la obra de donde surgen—. Viendo la trayectoria, no es casualidad que en este punto de su carrera realice una elección así de arriesgada y, quizás, la única ventaja de adaptar un monumento literario de esas dimensiones es que la temeridad se premia con una libertad casi absoluta: la cima es un lugar hermoso y solitario.
El elenco es espectacular: Denzel Washington (Macbeth); Frances McDormand (Lady Macbeth, y también es productora); Brendan Gleeson (Duncan), así como nombres menos conocidos, pero sólidos veteranos de teatro como Bertie Carvel (Banquo) y Kathryn Hunter (las Brujas), sólo por nombrar algunos.
Lo que el tráiler nos mostró
En apenas cincuenta y seis segundos de tráiler, varias cosas quedan claras.
El aura teatral con la puesta en escena medieval minimalista donde, aparentemente, se usa el texto de Shakespeare, muestra una adaptación seria, incluso solemne del material original
La fotografía de Bruno Delbonnel, previo colaborador de Coen, está en un blanco y negro pétreo y espectral, donde el gris se desvanece y lo único que puede hacer es quedar atrapado en el conflicto entre la luz y la obscuridad.
Los protagonistas ya maduros, canosos de hecho, nos brindan miradas y una sonrisa cuyo único contexto es la obra en sí, y flota en la ambivalencia de lo que puede ser la seducción del poder o la caída a la locura.
Lo que sólo sabremos en la pantalla
Al final, el tráiler cumple cabalmente con su función: despertar una necesidad voraz de ver la película dejando al menos la mayor incógnita en el aire: ¿cuál será en tratamiento general de la película?
Quiera o no, este proyecto se incluirá en la lista de adaptaciones celebres de la obra, en las cuales cada director le ha dado un toque único a la tragedia del rey escocés.
Orson Wells la envolvió en el halo del solipsismo haciendo, literalmente, que las palabras del soliloquio principal se vuelvan etéreas elevándose hacia las nubes.
Kurosawa construyó un ejercicio cinematográfico de teatro clásico japones Noh, centrado en la arraigada tradición nipona del honor y, como consecuencia de la traición, su pérdida, culminando con un samurái derrotado cargando un bosque de flechas en su cuerpo.
Polanski convirtió la obra en una película de terror barroco y, con cierto morbo, vimos el uso de Shakespeare como exorcismo para el crimen abyecto del clan Manson.
Justin Kurzel recargó su largometraje en los efectos psicológicos del trauma: del lado masculino, la guerra y la violencia; del lado femenino, la perdida de un hijo de escasos años. Ambos unidos por la culpa y, conforme avanza el tiempo, frente a nosotros su razón se desmorona, atrapados en el círculo de la sangre llamando a la sangre y el fuego al fuego.
Con la vara tan alta, ¿qué hicieron Coen, Washington y McDormand? La respuesta la tendremos hasta Navidad…
…“When the hurlyburly’s done, When the battle’s lost and won.”