-Al Calor de la Noche, espero una respuesta…
-¿Y tú qué carajos vas a saber de respuestas? Si solamente escuchas al eco del ego diciéndote que sí a todo.
-No sabes nada de calor; tienes helado el psique. Y tampoco sabes nada sobre el hielo, no vengas con tus absurdas pretensiones.
-¿Y de noche?
-De noche puede que sí, pero solamente de una clase de noche, de la que juega a ser virtuosa, mientras te amarra brazos y piernas con las miserias de tus propias vísceras.
-¿Pero cómo detener, una granizada?
-¿Qué sabes tú de detener? Detener implica límites, y tú no tienes ni puta idea de límites, imbécil.
-¿Y qué sabes tú de granizo?
-¿Y qué sabes tú del hielo?
-¿Y qué sabes del agua?
-¿Y qué demonios sabes de las caídas? ¡¿Cómo demonios te atreves a hablar de las caídas?!
-¿Por qué osas combinar esos dos verbos en la misma puta oración?
-¿Por qué pretendes mezclar el granizo con una detención?
-¿Por qué si nunca has sentido ni el hielo ni los límites?
-¿Por qué?
(El hielo solamente lo has probado en el whisky caliente que te regalaban en esas barras libres a las que asistías por eso, porque eran libres, aunque de libertad tampoco tuvieras ni puta idea. Es más, no sabes un carajo de whisky porque pretenciosamente lo llamas bourbon, y porque crees que la maldad mueve al mundo, y porque crees que la guerra es el mejor vehículo de conquista, ¡porque crees en la conquista! Límpiate el olor a alcohol antes de llenarte la boca con esos conceptos)
-Aún no sé si significa lo mismo, estar vivo.
-¿Cómo vas a saber? Si estar vivo para ti es andar valiendo verga y hacer que el prójimo valga verga mientras le sonríes como si fueras su cómplice.
-Espero una respuesta
-Espero una respuesta
-¡Espero una respuesta!
-¡Espero!
-¡Respuesta!