Salir y mirar a tu alrededor.
Ver florecer las calles de cemento, entre coches y lluvia,
la gente alrededor
corre,
huye del agua y los temores escondidos
resguardan su itinerante vacío detrás de una pared…
Como si los monstruos no pudieran abrir las puertas,
aparentando que no existe nada que temer.
¿Qué daño causaría si dejamos las llaves escondidas
detrás de la flor que da la bienvenida?
Salir.
Dejar en casa las cosas que amas,
con la seguridad de que estarán ahí esperando cuando regreses,
libros favoritos, tocadiscos,
el platón de cereal y el perro de peluche.
El hecho de pensar que nada malo ocurrirá
es lo único que quita la paranoia
de no ir cargando con lo innecesario, a veces.
¿Quién dice que sí y qué no es necesario en tu vida?
Salir.
Olvidar las cosas básicas de la vida,
como agradecer, amar, perdonar…
No importa, no importa,
haces como que no importa
y sigues corriendo, vas tarde.
Olvidar.
Olvidaste lo más importante.
Ver las calles florecer a cada paso que das,
el atardecer hermoso, que debías dejar las ganas de llorar
dentro de casa.
“Todo estará bien”, escuchas a lo lejos una voz conocida.
Es tarde, tomas el camino de vuelta.
Olvidar.
Te pierdes en tus pensamientos,
Uno de esos que son intrusivos te acorrala.
Buscas en tu bolso lo que sabes que olvidaste
recordando que tus secretos están resguardados en casa.
Temer.
Haces historia con un grito.
Las calles dejan parecer bellas y
aceleras la velocidad.
Estás a pocas calles de tu casa, no puede pasar nada ahora.
Temer.
El hombre ahí está, sigue ahí, como un guía, un demonio,
recuerdas lo que es temerle a la oscuridad, solo un poco más.
Revisas el bolso esperando encontrar lo que sabes que no está.
Temer. Temer. Temer. Huir. Gritar.
Te agarran.
Te encierran en
donde creías asegurada tu propia vida.
Corres.
Corres.
Te atrapan.
Te mutilan.
Te violan.
Te quitan la vida.
OSCURIDAD TOTAL.
Olvidaste lo más importante.