Las segundas criaturas: el escritor que estuvo y no estuvo

Qué golazo de La Pereza Ediciones haber recuperado una novela tan inmiscuida en ese movimiento que representó una explosión en su momento y aún hoy sigue gozando de secuelas.

El boom latinoamericano no contó con representante ecuatoriano, pero tuvo a Marcelo Chiriboga. Oriundo de Quito, escritor de obras como Jardín de piedra o su reconocida La línea imaginaria, contemporáneo a los más célebres representantes del movimiento, podría ser considerado uno más de la camada si no hubiese sido, en realidad, un personaje de ficción creado por José Donoso y Carlos Fuentes. Mientras que el primero lo hizo parte de obras como El jardín de al lado, el segundo lo ubicó de igual forma en Cristóbal nonato. Se mantuvo inconclusa la posibilidad de que Vargas Llosa y García Márquez, a cuatro manos, maquinasen alguna obra firmada por Chiriboga.

Las segundas criaturas, de Diego Cornejo-Menacho, escrito en 2010 y recuperado once años después por La Pereza Ediciones, funge como una gran vía para recuperar al quiteño. Es una suerte de biografía que navega entre los últimos días de vida del personaje, en París, acompañado por su pareja y por su agente, quien cuenta la historia en primera persona, y la avalancha festiva que representó, en muchos momentos, el boom. Si esto fuese una película hablaríamos de un repartazo: no falta nadie.

Es poco, por supuesto, lo que a estas alturas de la vida podemos replicar sobre el boom, que quizá encuentra una nueva salida —o una nueva riqueza— precisamente en recuperar autores que estuviesen destinados a un segundo plano —sonarían Libertad Demitrópulos, Héctor Libertella o Norberto Soares, por ejemplo—, aunque Chiriboga sea, en realidad, rizar el rizo: el personaje que nació del primerísimo primer plano —parido por Fuentes y Donoso—, pero que, por equis o yé razón —no existir, tal vez la principal— no alcanzó el foco. ¿Cómo construir la historia de un personaje que estuvo ahí, pero no estuvo ahí? De ello, precisamente, se sostiene la magnífica novela de Cornejo-Menacho.

Qué golazo de La Pereza Ediciones haber recuperado una novela tan inmiscuida en ese movimiento que representó una explosión en su momento y aún hoy sigue gozando de secuelas. Me hubiera gustado estar en aquella fiesta coyoacanesca donde Sergio Pitol habla sobre la Primavera de Praga, condenando a Alexander Dubcek, mientras Carlos Fuentes se aferra al brazo de Jean Seberg y una descendiente del último rey de Polonia —todos sabemos quién—se apodera del epílogo de la conversación.

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