Foto: The Indian Express

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Auge del nacionalismo hindú

India es un país con una cultura milenaria y hogar de las ciudades más sagradas del hinduismo. La mayoría de la población es hindú, pero convive con grupos tribales, musulmanes y cristianos. Esta multiplicidad étnica y religiosa abona al discurso de ser un destino espiritual para aquellos que buscan encontrar tranquilidad y paz interior. Sin embargo, esta fachada idílica suele ocultar la ola de violencia e intolerancia que atraviesa el país como consecuencia del nacionalismo hindú, el cual clama por una nueva identidad nacional basado en las tradiciones nativas espirituales y culturales de India. El actual primer ministro, Naredra Modi, pertenece al partido político Bharatiya Janata Party (BJP), un partido nacionalista hindú cuyo discurso ha mezclado de forma consistente la unidad india basada en su elemento hindú y el rechazo a las minorías como musulmanes o cristianos.

El BJP es un partido supremacista que defiende la aplicación del modo de vida hindú. La palabra hindú no es lo mismo que indio, a pesar de que muchas veces estas dos palabras se confunden. El término hindú designa a los seguidores del hinduismo, la religión politeísta originaria de India. Por otro lado, la palabra indio define a los nacidos en India independientemente de su religión. Por consiguiente, el nacionalismo indio es un nacionalismo secular, mientras que el nacionalismo hindú, que busca la reivindicación de lo hindú como propio, es de corte religioso. Esta forma de supremacismo étnico y religioso defiende la idea de una nación, una raza y una civilización hindúes y busca consolidar la identidad nacional evocando a un enemigo externo, generalmente encarado en la figura del musulmán.

El BJP destaca por articular campañas de polarización entre las comunidades, desplegar discursos que alientan a la violencia en contra de indios de otros cultos e implementar políticas que buscan marginalizar a las minorías. Como consecuencia, en la mayoría de los estados indios se ha prohibido la comercialización y consumo de la carne de vaca al tiempo que se alienta a agredir a comerciantes de este producto. Es importante destacar que el culto sagrado a las vacas es uno de los principios del hinduismo. Líderes del partido piden que los lugares de culto musulmanes incluyan deidades hindúes y exigen continuamente que India, un país secular, sea declarada hindú. Además, el BJP ha promulgado leyes que modificaron los contenidos de la enseñanza pública con el fin de que en los libros de texto prevalezca una visión de la historia hindú.

Aunque India arrastra una historia islamofóbica y de intolerancia, el incremento de la violencia y el fanatismo es notable desde la llegada de Narendra Modi al poder. Su proyecto de hinduización ha dado vía libre a la violencia, represión y discriminación sin tener alguna repercusión, lo que ha fomentado una sensación de impunidad entre los extremistas. Las declaraciones y omisiones de los funcionarios de gobierno han expuesto a gente ordinaria al riesgo de ser víctima de las continuas hostilidades. Tanto musulmanes como cristianos se han visto forzados a dejar su lugar de origen debido a la violencia, represión y los actos vandálicos que se efectúan sobre sus propiedades y lugares de culto. A los estereotipos negativos contra las minorías se le adhiere marginación progresiva en el plano económico, político y social.

India es un claro ejemplo de cómo los nacionalismos y la intolerancia religiosa pueden multiplicarse y tener consecuencias desastrosas en el tejido social. La democracia más grande del mundo y hogar de una gran diversidad de religiones, vive una preocupante oleada de xenofobia, racismo e intolerancia en aras de recuperar su pasado glorioso. El discurso político de Modi se está convirtiendo en un arma política para obtener beneficios a través de una retórica que estigmatiza y deshumaniza a las minorías. Este discurso de odio alimenta una opinión destructiva que no solo ponen en riesgo la unidad y la protección de los derechos humanos, sino que también amenazan los valores democráticos y el secularismo, uno de los pilares fundamentales de la India contemporánea.

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