Por esos días la vida se había tornado normal. Normal es un decir, la verdad que las clases en la universidad me tenían abrumado, casi atosigado. Lo bueno de ese día es que el sol había salido. Durante casi un mes la ciudad había amanecido con garúas y un cielo gris que me ponían taciturno, […]
Autor: Guillermo Salvador Saldarriaga
La primera vez
Existen días que se filtran en nuestras vidas y se quedan conectados, como el mar y la arena, para siempre. Ese domingo, en casa de unos amigos de la universidad, me había olvidado por completo del texto que días atrás había enviado por email y que seguro, esa misma mañana, ya lo leería casi media […]
El sábado 13 de julio llegué a la oficina, convencido de que esta vez don Aparicio Carranza me pagaría. Le había dado tres meses de intervalo, pero ya no podía más. El alquiler de la casa y las moras de la universidad me agobiaban hasta el extremo de mantenerme en desvelo durante varios días. Esa […]
Paz y Loyola
Al parecer me ha hecho bien el mojito, la cuba libre y el par de whiskeys de Paz y Loyola, y creo que me siento mejor porque el aire se ha vuelto fresco y el cielo parece un cuadro singular casi como una obra de arte, despejado y con estrellas, y también —por qué no […]
Ese instante
Unas frases que nos apretujaron e hicieron que seamos solo un cuerpo en ese instante. Ese instante en que aún no éramos nada pero que reflejaba que éramos todo.
Ella sonrió. Luego me cubrió con sus brazos. En algún momento estuve a punto de caer al retazo de hierbas que estaba justo frente a la catedral. Por fortuna, tuve el equilibrio necesario para quedar en pie.
Fernanda y yo
Luego se hizo un silencio. Un silencio sepulcral, casi perpetuo que me permitía darme cuenta que seguía teniendo el rostro infantil, los ojos vivos, la piel clara y la nariz aguileña de los años de juventud.
Sutil resonancia
La miré de nuevo. Desde la ventana, los brazos del sol se levantaban sigilosamente renovando de esperanza y dicha al nuevo día.
La otra mirada
Cuando el día llegue y no tenga más remedio que dejarla ir, lloverá en la ciudad a cántaros, como hoy siguen lloviendo los recuerdos en mi alma.
Tu nombre se derrama entre mis manos. Criatura del sol.