Recuerdo el día que la guerra de nieve se cobró a un inocente. Veníamos de una semana de muchísimo frío, sin embargo, la noche anterior la temperatura había subido. El cielo era rosado, parecía todo quieto. La calma antes de la tormenta. Los viejos viendo esos detalles ya sabían que iba a nevar. No comprendía […]
Autor: Martín Salvador
El Hombre Talis
Innumerables son los relatos que existen en el mundo. La humanidad se nutre cada segundo de historias como a su vez de diferentes perspectivas de las mismas. El boca en boca suele modificarlas, agregando más decorado como también omitiendo atrocidades. Hoy les voy a contar la historia del Hombre Talis. Para algunos un mártir, una […]
El otro día viendo historias en Instagram me crucé con la de una chica que jugaba a completar sudokus. Me pareció bastante original para ser un viernes a la noche, ya que la mayoría de las publicaciones se basaban en gente en juntadas, música, tragos, alguna que otra haciéndose la modelo; y encontrarme a esta […]
Azotas todas mis superficies sin miedo a romper. Sabes que sangro y continúas. Curo mis heridas al sol. Es que eres destructivo por naturaleza.
Las sábanas poco a poco le presionaban el cuerpo hacia el colchón, asfixiándolo. Rendido, vio que no tenía remedio ni escapatoria, esa cama lo había atrapado. Ahora era su prisionero y sólo quedaba entregarse a ella.
Sos un diccionario sin palabras. Con el tiempo el dolor cesa, cada vez cuesta menos respirar. La herida cierra.
Desapareció el sentimiento de libertad y me invadió una enorme tristeza.
Música electro
Ese fue mi último recuerdo de aquel día. Luego desperté en el hospital y ya no sentía las piernas.
Los niños de la montaña
Tomé el cuchillo que había en la mesa con el que corté la naranja y comencé a atacar al primero. Todo estaba tan oscuro, y todos se movían tan rápido que solo recuerdo algunos flashes del suceso. Los gritos, la sensación de la sangre tibia en mis manos, el placer de insertarlos.
Demasiado cianuro para esos ojos de manantial. Hay tanto viento elevando su ego. Tanto vidrio de ventana trizada.
En casa debe haber más souvenirs que comida en la heladera. Desde los 15 años, cada cierto tiempo (veinte o treinta días, aproximadamente), agarro uno sin que nadie lo note y lo tiro al basurero.
Quedé en ese callejón con la única compañía del frío; un compañero que, por más abrigo de piel que tengas, te dará una caricia que te llega a los huesos.