Buena suerte, Leo Grande y las ideas preconcebidas

Con todos los movimientos sociales que existen actualmente, y la revolución del pensamiento de la nueva generación, pareciera que todos los tabús en cuanto a la sexualidad son inexistentes, cosas del pasado. Pero se nos olvida que aún sigue viva una generación que vivió momentos que podemos catalogar como represivos, que no están acostumbrados a hablar de estos temas, ni mucho menos verlos con ligereza; ya sea por su educación moral o creencias religiosas (que la mayoría de las veces pueden ir ambas de la mano).

Uno podría preguntarse si hay posibilidad de cambio para alguien así, incluso con una edad avanzada, y justo esto plantea la película Buena suerte, Leo Grande (Good luck to you Leo Grande), de Sophie Hyde, en la cual pone como centro de su historia a Nancy, una mujer viuda de 55 años, quien busca darle un aire nuevo a su vida contratando a un joven sexo servidor, Leo Grande, con el cual tiene que romper todas sus preconcepciones acerca del sexo, del trabajo sexual y a su vez aprender a sentirse valorada a sí misma.

La película explora a sus personajes a través de la convivencia y de charlas donde poco a poco se van exponiendo y con ello podemos hacernos una idea de su vida, y su forma de verla. Resulta irónico enterarnos, casi al principio de la película, que Nancy dio clases de religión para una escuela (lo cual nos da una idea de sus valores morales), y que incluso ponía a sus alumnos a hacer ensayos sobre lo “malo” que era el trabajos sexual, y ahora ella estaba haciendo aquello que alguna vez pensaba condenable.

Esta cinta poco a poco desenvuelve a sus personajes, una vez que te engancha vas quieres seguir observando todo lo que sucede. Tiene una manera de abordar los temas con un cierto toque de ironía, que hace que los momentos puedan ser graciosos y ligeros, pero a la vez da momentos para reflexionar sobre las situaciones presentadas.

Nancy es un personaje que demuestra que es posible liberarse de las estructuras mentales que pueden apresarnos, que podemos aprender a ver la vida desde otras perspectivas sin importar el ser juzgados. Es posible que para muchos de nosotros varias de las cosas aprendidas por la protagonista a lo largo de la película, pueden parecernos obvias o incluso predecibles, pero quizá alguien mas pueda verlo como una ventana de oportunidad a pensar fuera de la caja. Esas son las cosas maravillosas sobre el cine: siempre habrá alguien que se pueda sentir identificado.

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