Foto: Letralia

Foto: Letralia

Carta desde más allá del crepúsculo

Marsella; 10 de noviembre de 1891

     La noche acecha, la muerte espera. Aquí postrado me hallo atenazado con este maldito dolor que oprime mi alma ya inerte. Este camastro es testigo mudo de mi último testimonio errante. Carne de mi carne me acompaña junto a una urraca susurrante que va descontando cada momento, mientras los árboles curiosos se asoman a mi ventana.

    No me arrepiento de nada. Aunque sé que no es el momento. Paul, ¡anhelo tu presencia! Mi amor, mi único amor. Amor de ida y vuelta, de viajes cabritantes como furor de marejadas, al igual que las cataratas remotas a los abismos van, yo también acabo en ti. La última vez que te vi la guardo en mi retina para recordarla cada amanecer, en esta mi última noche.

    No me arrepiento de nada. Tampoco de mis escritos no escritos. Ellos también espiaban los susurros de mi pobre corazón inocente. Este embriagador letargo me acuna los recuerdos de las ausencias de mí mismo, cuando aquellos monstruos alados llegaban a visitarme y jamás se marcharon. Compañeros inseparables de mis viajes donde huía de mí mismo, de la soledad perpetua de mi vida.

    No me arrepiento de nada. Querría que esas aves de ojos mielados que hay tras el cristal roto de la ventana me llevaran a través de furiosas nubes a aquella sombra de la tórrida África donde el sol maceraba mis errores, mientras yo ahogaba mis deseos más brutales en la carne de sus labios.

    Este es mi último viaje. Viaje a lo desconocido. Viaje a lo que tantas y tantas veces canté, soñé y por fin lo voy a conocer. Aunque siempre ha guiado mis pasos en este cansino caminar por la única pedregosa vida que he conocido. La última gota de luz que me queda es para lanzar estos versos rotos que me acompañarán en un nuevo camino que siempre he deseado andar y por fin esta oscura noche me invita a ello.

Aparece en el umbral del cielo un ángel maldito

revoloteando con sus alas de nieve

con sus largos dedos rotos

y con sus pálidas vértebras.

Fantasma blanco paseante

diablo descarnado danzarín

llegas para llevarme hacia tu embriagador letargo.

Gritan aves de ojos melados

Monstruos huidizos de ariscas monstruosidades.

Fdo. Jean Nicolas Arthur Rimbaud.

Guzmán Villardón es poeta. Ha publicado dos libros, uno como coautor, que se titula Inversos, todos somos poesía; un conjunto de poesías escritas por diferentes autores, realizadas durante el confinamiento domiciliario de 2020. El segundo, titulado Memorias olvidadas, está compuesto por poesías escritas por el autor a lo largo de sus 50 años. Participa en varias webs y también ha publicado varias biografías noveladas en El Diario Vasco. El poema Carta desde más allá del crepúsculo está inspirado en los últimos momentos del escritor simbolista Arthur Rimbaud, tras descubrir que en los últimos meses de vida se enviaba cartas con su hermana.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *