Culturas olvidadas

¿Acabará ese mal llamado progreso con estas maneras distintas de interpretar el mundo?

Por: Aníbal Bueno.

El fenómeno de la globalización económica y cultural es imparable, y son cada vez menos las regiones que mantienen su forma de vida tradicional, libres de la aculturación occidental. Nunca antes nuestro planeta humano nos había parecido tan pequeño. Los viajes eternos, las tribus aisladas y el colmado de la señora María parecen cosa del pasado, apagándose a ritmo de masivas extinciones en diversidad cultural y ecológica. Como reacción a este fenómeno, el viaje y la escritura aparecen como únicas armas para relatar este zeitgeist o espíritu de los tiempos.

Estos últimos suspiros de mundos que se desvanecen, merecen ser contados antes de convertirse en un mero recuerdo de la increíble diversidad cultural que un día pobló este planeta. Y qué mejor forma de acercarnos a ellos que a través de pequeñas historias, que conforman grandes aventuras. Un viaje, que, en estos casos, cuesta discernir si es más físico o psicológico.

Eso es, precisamente, lo que pretende Culturas olvidadas, una obra compuesta de cinco crónicas de viaje autoconclusivas que buscan dar a conocer y poner en valor realidades culturales que han logrado mantener una cosmovisión única.

Culturas Olvidadas; Aníbal Bueno (Editorial UOC, Colección Cuadernos Livingstone, 2020).

Con la intención de permitir a los lectores llegar hasta algunos de los últimos pueblos tribales que resisten en selvas, desiertos y montañas del planeta, esta obra nos adentra con detalle en tierras nilóticas sursudanesas, en bosques del sudeste asíatico, en la sabana saheliana de Mali y en las selvas primarias más profundas de Oceanía.

La convivencia con los mundaris, pueblo mimetizado con su ganado sagrado, envueltos en humo y cenizas puede parecer apocalíptica, pero lo que estamos viviendo a través de la mirada del viajero es un mundo privado, precioso y único que se niega a desaparecer. Al igual que esos ancianos dogones en la rocosa falla de Bandiagara, allá en Malí, que siguen contando a sus nietos cómo se creó el mundo a partir de las huellas del chacal, metáfora del cosmos. Como también resiste la chamana kayán, en la selva profunda de Borneo, catedral natural donde la comunicación con el ecosistema y los espíritus sigue tendiendo espacio mientras avanzan las plantaciones de palmeras aceiteras con las que se produce casi todo lo que consumimos. ¿Acabará ese mal llamado progreso con estas maneras distintas de interpretar el mundo? Leyendo este viaje por lo más vivo de estas culturas en rápida reducción, nos adentramos también en otros cosmos a través del canto de los korowais, con el temor de que sean los últimos cantos de la selva.

Esta obra no sólo pretende narrar aventuras, sino también luchar por la diversidad y convertirse un libro de batalla en pro de otras miradas: las miradas olvidadas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *